martes, 23 de diciembre de 2008

6 horas de Rivas

No sabía muy bien si titular esta entrada como las “6 horas de Rivas” o como “el día que más cerca he estado de retirarme de una competición en mi corta vida triatlética”. Al final veréis que me he decidido por la primera, principalmente por ser más corta, pero la segunda se ajusta bastante más a la realidad. La historia es como sigue:

Tras una noche de viernes con cena de empresa incluida (lo que implica comida grasienta nada energética y Lambrusquito p’al cuerpo), nos levantamos prontito para poder desayunar, comer, preparar todo y viajar a Rivas con ese hormigueo en la barriguilla al saber que iba a ser duro pero, tal vez porque los recuerdos no los percibes 1 año después con total claridad, que se pasaba fenomenal.

Llegamos allí y no paramos de charlar con la gente en un ambiente tan estupendo como siempre. Pero se acerca la hora… ya son las 15h y el 10º integrante de nuestro equipo no aparece. Le localizan y resulta que se le ha olvidado!. Perfecto… seremos 9 y, como aquí mis compis nadan como delfines, intuyo que los descansos van a ser cortos, muy cortos…


Pistoletazo de salida y al agua!. Yo salgo en 9ª posición, después de Sergio. En la primera serie ya notaba yo que no era mi día. No sé si os pasa a vosotros lo mismo, pero a mi en natación me dan rachas de unas 2-3 semanas de tener o buenas sensaciones o sensaciones horribles (en carrera a pie y bici me pasa más en días sueltos, no suelo enlazar temporadas tan continuadas). Pues desde hace un par de semanas estamos en la segunda opción y, por lo que parece, la racha continuará ese día. Yupi (vale, igual el entreno del día anterior no ayudó mucho: 600 prog+ 20x25 rec/5” con palas + 600 prog + 10x50 rec/20” + 600 prog; pero no voy a dejar de entrenar, ¿no? ;-)). Ni agarro agua, ni llevo buena frecuencia, ni soy capaz de llevar una patada digna ni ná. Pero bueno, aún así marco 1’17” que, aunque sea un tiempo penoso, es mi PB en un 100 (tenía 1’19”). La parte buena es que me dicen que aquí el señorito Sergio se ha cascado su primera serie en 1’11”!!! :-O

Con esos jamonacos, ¿cómo voy a correr bien?, ay ay aaaaay
El reloj corre lento en cuanto a las horas, pero los descansos entre series son cortísimos, apenas de 10’. Ni siquiera te podía permitir charlar un poquito con nadie, que en seguida tenías que volver al agua. Yo cada vez voy peor. Tengo flojera y, tratando de paliarla, no paro de comer: un plátano, 2 geles, barritas, isotónico,… pero nada, es como si tuviera la tensión baja, así que no tengo fuerzas ni para agarrar agua, así que las sensaciones son como cuando nadas con los puños cerrados, exactamente igual. Y mientras, Sergio sigue por debajo de 1’15”… vaya tela.


Según pasa el tiempo, además de la flojera, empiezo también a acusar el pasar tanto tiempo con el cloro de compañero. Los bronquios están cerrados, la nariz congestionada y la garganta pica. Toses y más toses, pero todo el mundo está igual. Los tiempos se me van ya rondando el 1’24” (Sergio andaba en 1’20”… no me pilla el tío). Quedan 2h30’ para el final y esto parece que no acaba nunca… estoy muy muy cerca de la retirada. Me lo planteo seriamente, pero me da apuro por mis compañeros, que si ya descansábamos poco siendo 9, como les deje con 8 me matan, así que intento aguantar, me cambio el bañador para pasar al menos 2 minutos seca (ya empiezo a estar congelada) y a tirar de coco a tope.




A falta de algo más de 1 hora, Raúl, que el pobre lo estaba pasando fatal también, decide que ya ha sufrido bastante. Nos quedamos 8 en el equipo y ya es que ni descansamos… ni a ir al baño daba tiempo. Esto ya empieza a ser un verdadero infierno, pero nos consuela el hecho de que ya queda poco. Y, después de 32 series, 6 más que el año pasado, por fin acaba todo. Y, esta vez más que nunca, me planteo que no quiero volver a pasar por esto. O es en un equipo malucho que me de tiempo a recuperar o me niego. Eso sí, con el esfuerzo de mis compis de equipo, el Ecosport se llevo la 4ª posición (muy ajustada al final, que casi nos pillan las del Covibar) y una copita para conmemorarlo, ¡enhorabuena, chicos!!.

Esa noche, además, dormimos fatal, tosiendo y moqueando y el pobre Sergio está medio pachuchillo (eso le pasa por nadar tan rápido…. 1’18” de media al final… telita (yo la misma media que el año pasado, 1’23”)) y nos levantamos como si nos hubiera pegado una paliza. Por suerte, con los 80 kilometrines suavecitos de bici el domingo en compañía de Rubén Asturianín bajo un precioso sol invernal, volvimos a la vida.

Y ayer, pues ya sabéis, cumple (29 años y cambio de grupo de edad, uffff) y nuevo juguetito… os vais a aburrir de grafiquillas jeje

jueves, 18 de diciembre de 2008

TO DO

No os extrañaréis si os digo que últimamente ando más liada que la pata de un romano. Las menores entradas en el blog supongo que os lo habrán hecho notar (aunque, claro, también influye que ahora hay menos que contar, que las competiciones siempre dan mucho más juego :-)).

Y es que tengo tendencia clara a meterme en todos los embolaos, así que acabo estresada yendo de un lado a otro, sin apenas pausa y sin parar en todo el día. Esto cansa, cansa mucho, pero al final todo este estrés tiene su recompensa en forma de satisfacción… satisfacción personal por colaborar en pequeñas cosas que espero que hagan un poquito mejor este mundo raro.


Pero, la parte mala de toda esta espiral multitarea en la que me hallo, es que tengo que hacer muchas otras cosas que no sé cómo encajar en este ajustado puzzle mío. He aquí la lista de algunos de mis TO DOs:



- Ir al fisio para que me trate, aunque solo sea una vez, la dichosa fascitis esta que cada mañana me recuerda a gritos su existencia. Y, ya de paso, que me suelten la espalda que ya está en muy mal estado gracias a mi querita y eterna rectificación cervical.

- Pedir hora con un podólogo deportivo para hacerme unas plantillas (cachissss)

- Tratar de averiguar dónde me pueden hacer una prueba de esfuerzo que siga el protocolo de la Fetri para justificar que no me tomo Ventolín con el fin de aumentar mí de por sí bajito rendimiento sino para evitar un susto al personal por un caso de asfixia.

- Hacerme unas pruebas de alergia, que hace mucho que no me las hago y yo creo que cada vez tengo alergia a más cosas…

- Buscar un nutricionista especializado en deporte para que me de unas pautas de alimentación que me ayuden a evitar las continuas situaciones de “jamacuco” (también conocido como hipoglucemia) o “interruptus” entrenando que llegan a desesperar. Y, ya que está, que me diga como puedo quitarme la sensación constante de hambre y así lo mismo hasta puedo perder un par de kilillos. Todo esto después de Navidad, claro…

- Ir a comprarme un móvil nuevo, que el mío cada vez tiene más arraigada su costumbre de apagarse sin más y sin previo aviso cuando le place. Menos mal que con esto me van a echar una mano mis papis a modo de regalo de cumpleaños (que es el lunes :-))


Esto son solo algunos, claro. Por otro lado están terminar las licencias para que mis compis de equipo puedan competir sin problemas (cosas de ser la Secre Ecosportiana…), terminar de una maldita vez el dichoso PFC, preparar reuniones interesantes que tengo por ahí, comprar los regalos de Navidad, asistir a las N comidas/cenas navideñas que me quedan,… ná, poquita cosa ;-).

De momento, para no agobiarme con todo esto, me centraré en mentalizarme para las 6 horas de Rivas del sábado… uhmmmm, 6 horas con series de 100 a muette… seguro que acabo relajadita relajadiiiita, como un pulpito apaleado ;-)).

lunes, 15 de diciembre de 2008

Ya no llueve... nieva

Pues ya dejó de llover… para empezar a nevar. La verdad es que, como dice mi cuñadete, la nieve viene siendo igual de fastidiosa para entrenar, pero por lo menos es más bonita de ver, así que no hay mal que por bien no venga…


Otra cosa positiva de saber que va a ser la cuarta semana consecutiva sin poder sacar la bici a la calle es que el sábado te olvidas de despertadores. Y, claro, sin despertador ya se sabe… 10 horitas de sueño del tirón (se ve que nos hacía falta, sí). No sé si por las energías renovadas por el sueño reparador o por el enfado por seguir siendo unos triatletas a un rodillo pegados, nos pegamos una buena sesión de rodillo orientada a trabajar la potencia que nos dejó las patitas tiritando.

Y seguía nevando. Así que piscinita toca. Cosa variadita, pero con un 10x50 r/30” intercalado con pique incluido ;-) del que acabamos con el corazón a mil y con la sensación de ir un poquito más preparados, al menos psicológicamente, para las 6 horas de Rivas del sábado que viene.

El domingo se levantó un día precioso. Sol radiante y todo blanquito. Hielo puro, eso sí. Y, puestos a no poder salir en bici (vaya novedad), pues decidimos que un cross por nuestro querido Central Park tricantino no iba a ser mal plan, así que para allá que fuimos, directos al Trofeo de Cross Corto del Club Oasis. 4 kilómetros con muchas cuestas, muchos giros y mucho campito resbaladizo pero bonito donde los haya.

Y no se dio mal la cosa. Sergio llegó 9º de la general (5º senior) y yo 5ª de la general (2ª senior). En mi caso, suerte que salió una carrera “táctica”, y las chavalitas (porque me sentía casi una abuelilla allí con tanta chavalería) que corrían decidieron salir despacito en vez de desbocadas, como suele ser habitual el los crosses. La verdad es que era un ritmo cómodo, pero la que no iba cómoda era yo, que aquello resbalaba muchísimo, que cuesta arriba se me iba el pie que apoyaba para atrás y no avanzaba, y cuesta abajo tenía que ir con mil ojos para ver dónde pisaba. Más de un escurrón bueno me pegué, pero por suerte no me caí de bruces, aunque el tener que estar rectificando la pisada todo el tiempo me dejó agotadita. A Sergio se le dio un poquito mejor (cómo corre aquí el amigo), que en estas cosas, eso de llevar zapas de clavos viene viniendo bastante bien ;-) (y allí llevaba zapas de clavos todo quisqui, hasta los chavalines :-O). Eso sí, los dos terminamos de barro hasta las orejas…




Buena paliza es esto de los crosses… vaya dolor de piernas que tengo hoy, ufffff… Pero bueno, un calentoncillo de vez en cuando no vendrá mal ;-).

martes, 9 de diciembre de 2008

Llueve

Llueve. Está oscuro, gris. Hace viento. Llueve… y no para de llover. Y, lo peor del asunto, es que hoy ya no me puedo escaquear de correr, porque ya son 3 días seguidos de rodillo (el sábado y el domingo de más de 1h20’ además) y porque llevo sin correr desde el sábado, cuando completamos 10km entre los 85’ de rodillo de la mañana y el remojo en la pisci por la tarde (que, agotada, tuve que sustituir por un ratito de sauna al no tener fuerza para mantener el codo alto y, al arrastrar el codo con el fondo, mejor dejarlo antes de adquirir malos hábitos).

Lo peor de todo es que ya van tres semanas sin sacar la bici, dos por lluvia y una por enfermedad. Aunque el invierno es así, lo tengo asumido y por ese motivo tengo el rodillo siempre a mano, no puedo evitar tener esa sensación de estar perdiendo forma sobre las dos ruedas (al menos cuando no están ancladas)… menos mal que el rodillo hace que tenga esa pesadez en las piernas tan propia de la bici y ayuda a que la razón se imponga y sea consciente de que no pasa absolutamente nada, que es lo que hay y ya habrá tiempo de ponerse a punto.


Y sigue lloviendo. Hoy me va a tocar mojarme me temo. Eso sí, después, a la ducha calentita directa, que no están mis defensas como para florituras. Y, por si eso ya fuera poco empape, después iré a la pisci a flotar un poquillo, que nadar sola es un rollo y los metros se hacen larguísimos, pero hay que apechugar y al menos ir a tocar agüita. Porque sí, vuelvo a estar de Rodríguez con Sergio en UK, donde parece que hemos hecho un intercambio de clima, porque allí parece que hace hasta sol. Menos mal que mañana por la noche ya estará de vuelta :-).

A ver cómo evoluciona el tema de la lluvia, porque como esto siga así me veo el sábado corriendo el cross de la Autónoma (a falta de bici…) a modo de penitencia (eso sí, sin pasarse, echando el bofe justo y necesario ;-)). Menos mal que las vacaciones navideñas están al caer y digo yo que algún día seco pillaremos… espero.

domingo, 7 de diciembre de 2008

11

1997


1998




1999



2000




2001




2002




2003




2004




2005




2006





2007




2008






Por todos esos pequeños momentos que hacen que mi vida contigo sea tan alucinante... gracias, mi pequeño.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Hipoxia involuntaria

Últimamente tengo la sensación de estar entrenando en el CAR de Sierra Nevada. No por el frío que hace, no (bueno, igual un poco también ;-)), sino porque llevo ya dos días seguidos de entrenamiento en condiciones de escasez de oxígeno. Me explico.


El martes, después de un poquito de natación en la pisci tricantina con algún toque alegre (y cualquier otro calificativo que le quiera poner Sergio serán exageraciones suyas ;-)), sin merendar a pesar de que casi me como las corcheras del hambre que me dio en la pisci (bueno, pude comer un par de cachitos de turrón del duro, que te da el subidón calórico suficiente como para aguantar un ratillo), salimos a correr los 50’-1h que teníamos planificados.

Central Park tricantino a las 20h + 1ºC + una humedad de aúpa + yo aún convaleciente = 4 capas de ropa, gorrito de forro polar y buff hasta las orejas. Al principio no sentía ni mis propias pisadas de lo congelados que llevaba los pies, pero poco a poco voy entrando en calor. No voy mal dentro del ritmillo suave que toca… bien. Pero la humedad y el sudor empiezan a hacer estragos y, como el buff cada vez está más mojadillo, cada vez deja pasar menos aire. Y, para colmo, se me pega a la boca en cada bocanada. Os podéis imaginar. De vez en cuando tenía que bajarme el buff para poder llenar los pulmones, pero el aire era tan frío que prefería que pasara la mitad de aire calentito que el 100% congelado, que no estaba mi garganta para virguerías… No fue fácil, no, pero seguro que mi hematocrito ha pegado un buen estirón ;-))

El otro entrenamiento hipóxico de esta semana fue el de la piscina de ayer (después de un ratito de rodillo para entrar en calor, que la casa está muy fría cuando llegamos por las tardes ;-)). Con que diga que incluyó 2100m de tuba creo que ya tendréis suficiente información. Con los labios que ni Louis Armstrong salimos todos de la piscina. Eso sí, es genial poder fijarse en lo que hacemos debajo del agua. La pena es que la perspectiva que da nuestra propia horizontalidad no es muy fiable y lo que a nosotros nos parece un codo en unos 90º perfectos, puede tener 60º o 120º tranquilamente, así que no hay que fiarse de la primera impresión.




Hoy la cosa pinta algo más tranquila, al menos de cara al tema pulmonar… lo que ya no puedo asegurar es que vaya a ser lo mismo muscularmente, que siempre que leo “gradas” en el plan de entreno, me pongo a temblar….

martes, 2 de diciembre de 2008

Paquetito

Ayer se ve que SSMM los Reyes Magos tuvieron algún tipo de error con su agenda del iPhone o algo, que se liaron con el día y tuvieron a bien traerme un paquetito enorme a modo de autorregalo. Bueno, traerlo no lo trajeron, sino que lo dejaron el la tienda para que fuera yo a recogerlo, pero para el caso, lo mismo da ;-).


La foto por supuesto está photoshopeada para ocultar rastros del nombre del duendecillo fabricante… ya, ya sé que algunos lo sabéis, sssssshhhh, no digáis nada.

Cuando SSMM tengan un ratito para hacerme llegar el resto del regalo (que imagino que está tardando más porque viene de tierras nevadas y se ve que los camellos eso no lo llevan muy bien), podré estrenarlo con todos los honores que se merece tan precioso detalle (aunque más detalle hubiera sido que lo hubieran pagado ellos los muy #@€¬&”Ç*!).

Por lo demás, poco a poco me voy recuperando del gripazo. Ya el sábado reinicié la actividad con un poco de rodillo antes de la comida navideña ecosportiana (a la que le siguió una laaaaarga sobremesa) y ya más o menos voy cogiendo el ritmo. Eso sí, de momento me veo relegada al deporte indoor, que fuera hace mucho frío y no me encuentro yo recuperada 100%, así que toca hibernar.


Eso sí, ya sabéis lo bien que llevo eso de la cinta… esa maravillosa sensación de ir pegando saltitos a una supuesta velocidad de 10 km/h (que viene siendo 6’/km) que hace que me agote cuando a esa velocidad en la calle casi ni rompo a sudar. Será psicológico… Menos mal que lo de ayer eran dos bloques de 10’ y 15’ de trote intercalados entre los dos circuitos de gimnasio, porque hoy, que tocan 50’-1h, salgo a la calle aunque sea con 4 capas de ropa encima…

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Pupita

Ay, qué dolor de gemelos… qué dura es la pretemporada, que a poco que hagas, te dan unos cuantos dolorcillos que dificultan bastante la tarea diaria de subir escaleras, bajarlas, volver a subir,… vamos, que parezco cualquier cosa menos una supuesta deportista…

Ayer tocaba entrenamiento variadito en las colinitas comúnmente conocidas como “las tetas” (con perdón) que, como su propio nombre indica, además de ser poco simétricas, vienen siendo bastante empinaditas (eso sí, son solo dos y no siete como en Vallekas). Escaleras, tonificación, saltitos, cuestacas,… todo esto aderezado por unas leves agujetillas del gimnasio del lunes (que estuvo seguido de 20’ pegando saltitos (porque a eso no se le puede llamar correr) en la cinta infernal… que no sea porque no lo intento ;-)).


Por desgracia también me duele la planta del pie. Ya sabéis, ese dolorcillo mosqueante que empezó en el verano y que yo pensaba que se pasaría, como se pasan muchos otros, y más al haber estado el descanso entre temporadas por medio que lo cura todo. Pero no, no se pasa. Solo se pasa cuando llevo 5-10 minutos corriendo y, gracias a eso no he tenido que parar de entrenar en ningún momento, pero por las mañanas o cuando llevo un rato sentada y me levanto, o ya incluso estando tumbada en algunas ocasiones, está ahí el dichoso pinchazo.

Así que la semana pasada fui al traumatólogo, al que le daba en la nariz, como me ocurre a mí, que podría ser espolón. Tiene toda la pinta, pero me niego a creerlo. El lunes me hice la radiografía y mañana tengo la cita de nuevo… ya os contaré, pero miedito me da…




Y por lo demás, todo bien, exceptuando que empiezo a pensar que me ronda algún bicho malo, que no me encuentro muy católica. Pero claro, con lo que estoy durmiendo entre el concierto y que se me hace la cama muy grande porque el que la rellena está a unos cuantos kilómetros, como para no ponerse pachucha…

lunes, 24 de noviembre de 2008

Fiuuuuummmmmmmmm

Fiuuuuuuuuummm, fiuuuuuuuummmmmm,… ya es la cuarta vez que me despierto por la noche con el ruido del vendaval en la calle. Y, por ende, es la cuarta vez que me cuesta volver a coger el sueño pensando en que nos vamos a quedar sin poder salir en bici, así que habrá que levantarse el domingo de madrugada para poder salir tres horitas antes de tener que ir al aeropuerto para que Sergio cogiera su avión a Bremen.

Nos levantamos, con tranquilidad, sin prisa (raro siendo un sábado) y, mirando por la ventana, efectivamente, parece que de un momento a otro saldrán volando los árboles de nuestra calle. ¿Qué hacemos?, no saldremos con la bici, ¿verdad?. Pues se ve que a Sergio le dio cargo de conciencia o algo pensando que hasta el domingo siguiente no iba a poder dar ni medio pedal por su viaje que decidió que íbamos a salir, y si en el carril veíamos que la cosa estaba muy fea, nos volvíamos a casa.

Y, efectivamente, cuando llegamos al carril, vimos que la cosa estaba feísima, así que Sergio sugirió que volviéramos por donde habíamos venido. Pero no no, de eso nada. Ya que estábamos vestidos de romanos, con el trajín que es eso, y que estábamos allí, íbamos a aguantar el tirón como sea. Así que rumbo a Colmenar, luchando contra el viento con uñas y dientes, con todo el desarrollo metido en los falsos llanos y tirando de piernas a lo bruto en las subidas. Uffff, aquello parecía un puerto… un puerto de 15km, de Tres Cantos a Colmenar, con toda la furia del vendaval en contra. Y, para más INRI, Sergio se pone nerviosito con el viento y decide ir “a toda leche” (a toda leche teniendo en cuenta las circunstancias, porque ir ir, refiriéndonos a la velocidad y no al esfuerzo, íbamos pisando huevos), y yo muertita detrás. Claro que las agujetas de las gradas y cuestas del jueves no ayudaron mucho, no…


Después, a Soto, Cerceda, Soto y vuelta a Tres Cantos, esta vez con el viento de culo y volando sin apenas dar pedales. Total, tres horitas de endurecimiento para mente y cuerpo que, si algún día me da por hacer el IM de Lanzarote, seguro que le saco buen provecho.

Y, por la tarde, un poco de piscinita, para soltar, aunque aquí el amiguito machaca estaba encantadísimo de tener las piernas reventadas… si es que nos va el masoquismo, os lo digo yo…

Y, para rematar, ayer madrugamos para pedalear otro par de horitas, también contra el viento que, aunque era bastante más suave que el del sábado, el estado en que nuestras piernas salieron de casa ya de inicio hizo que la sesión también fuera durilla… además, ya imagináis que suave suave, como que no fuimos (Sergio+Esther+Carril nunca da como resultado un entrenamiento suave… vaya par de picaos ;-)). Excursión al aeropuerto, despedida hasta el sábado que viene :-(, un poco de piscinita y a comer.

Como resultado de todo esto, hoy lunes estoy machacadita. Bueno, igual el hecho de que no haya dormido ni cinco horas porque ayer el concierto de Jorn Lande terminó a las tantas tiene algo que ver también…

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Bendita rutina

La verdad es que no comprendo esta gente que continuamente intenta escapar de una rutina, que se meten en mil y un embolaos porque cualquier repetición más o menos constante les supone entrar el una especie de mundo gris y oscuro.

A mi me gusta la rutina. Lógicamente, la rutina aderezada con alguna pincelada de “imprevisión” de vez en cuando, pero rutina al fin y al cabo. Me gusta tener mis días controlados, saber lo que voy a hacer, dónde lo voy a hacer y cómo lo voy a hacer. Y esto es así porque mi rutina es mía, la he elegido yo y es la que me gusta. Y, por eso, cualquier cosita que me complique la realización de esa rutina diseñada por esa mentecilla ingenieril y cuadriculada mía, me pone un poquillo nerviosa.


Y eso es lo que ha estado pasando estas primeras semanas de pretemporada con la piscina. Al estar cerrada la piscina tricantina por obras, todo se complicaba. Solución: nadar en Alcobendas también los días que no nadábamos con el equipo, lo que supone más tiempo, claro y, con ello, dificulta nadar cinco días a la semana, por lo que, hasta ahora, se han quedado en cuatro. Lo malo es que eso de nadar solo cuatro días se ha convertido en nuestra rutina, así que me temo que va a costar eso de subir a cinco…

Pero por fin se abrió la piscina, con unos nuevos y flamantes vestuarios (ya hacía falta, ya) mucho más bonitos, pero mucho peor pensados, sin zona infantil, por lo que los momentos de paz en la piscina son precedidos por un montón de niños gritones correteando a mi alrededor mientras trato de enfundarme el bañador cuidando que, cuando alguien abra la puerta de salida a la piscina, no pueda ver mi carnecita por la cara beneficiándose de ese gran ángulo apto para el voayerismo que han diseñado.




Eso sí, ese cambio en la rutina desde julio hizo que me olvidara de que ir a esa piscina era comparable a visitar el Cantábrico, y tan solo a 2km de mi casa. Olas, olas y más olas (y hasta corrientes submarinas heladas). No agarras agua, no te equilibras en el rolido, no hay sensaciones, solo bracear y bracear. Ya podrían haber aprovechado las obras para poner unas corcheras aptas para el propósito que se supone que deben cumplir. Eso sí, no hay mal que por bien no venga y, si bien el tema hace que desee salir del agua a los 15’, sé que al menos de algo me servirá cuando toque nadar en el mar…

Menos mal que esta tarde, como cada miércoles (bendita rutina) toca nadar con mis compis de grupo (buen grupo tenemos los miércoles, así da gusto) y con Raúl, así que toca sudar un poquillo para no ir muy atrás pero, eso sí, sin olas, así que todo es mucho más sencillo…

viernes, 14 de noviembre de 2008

Luz

Qué importante es la luz, sobretodo cuando no la tienes. En la anterior entrada, cuando hablaba de correr por tierra, seguro que muchos han pensado: “qué listilla la chica, ni que fuera tan fácil encontrar caminos de tierra iluminados para correr por la noche”. Pues no, no es fácil. Hay que intentarlo, siempre que se pueda, aunque sea en circuitos, digamos, poco agradecidos, pero es verdad que algunas veces es imposible. Por suerte para mi nunca lo ha sido y he podido utilizar diferentes recursos para correr de noche, desde dar vueltas y más vueltas a la recta de 300m de tierra que quedó libre de obras en el Parque de la Arganzuela hasta correr por la famosa mediana tricantina (hasta haciendo series, con lo irregular que es el caminillo… p’habernos matao).

Pero ahora tenemos un nuevo recurso: por fin, tras varios años de rendición al vandalismo, han iluminado todo el Parque Central tricantino. Digo lo del vandalismo porque, al principio, pusieron sus farolas correspondientes que fueron apedreadas una y otra vez por gente que no tiene más objeto que el hacer el mal (porque ¿qué otro objeto podría tener?), así que se rindieron. Espero que esta vez los que se rindan sean los vándalos y esto dure.


Así que ayer, tras algunos ejercicios de autocargas, tocaba trotecillo por allí y la verdad es que es una gozada. Descubres nuevos colores, nuevas sensaciones totalmente diferentes de cuando luce el sol (que tampoco desmerece, la verdad). En algunos puntos la luz de las farolas se mezclaba con el verde de las hojas de los árboles y creaba un ambiente curioso. Hasta huele diferente. Y, para más goce, la luna de ayer era absolutamente impresionante, qué preciosidad. Lástima que yo “no tuviera el día”, porque lo podría haber disfrutado mucho más, pero ocasiones creo que no me van a faltar, no.

Y es que correr con 60 Kg de nuevo no es fácil (quién me mandaría pesarme ayer...). Sensaciones horribles otra vez. Pero es lo que tiene el hacer tanto gimnasio y la ausencia de entrenamientos de calidad… vale, también el abandono de la pseudodieta ha colaborado, que ya no dejo las patatas fritas en el plato y en el postre abundan más los dulces que la fruta, pero me niego a retomarla antes de Año Nuevo, que si no podemos darnos caprichillos algunos meses al año, tampoco tendría ninguna gracia. Además, hay que coger reservas ahora para tener algo para perder en verano y, al mismo tiempo, entrenar con lastre es bueno, porque así cuando te lo quitas, se nota el cambio muchísimo.

Eso sí, hasta entonces, tendré que resignarme a seguir pareciendo una integrante del equipo de Gladiadores Americanos

lunes, 10 de noviembre de 2008

Imprescindibles

Este post va dedicado expresamente a la gente que está empezando… o a los que no pero nunca se han planteado estas cosas. Cuando uno empieza en este deporte, es tan grande el gasto que supone comprar material para tres deportes que ni te planteas nada más allá de la bici (y el casco, que eso ha de ir siempre a la par), las zapatillas de correr y las gafas de natación. Pero hay ciertos elementos de precio muy contenido y que, sin embargo, nos van a reportar un beneficio muy grande de cara a mejorar nuestros entrenamientos y nuestro rendimiento. Lógicamente esto está escrito desde mi punto de vista particular, en base a lo que yo he aprendido en estos 4 años de triatlón. Otros dirán que es básico tener un sensor de potencia o una cabra desde el primer día, que esto va en gustos (y en el tamaño de la cartera), pero aquí están mis imprescindibles:

- Cuentakilómetros con cadenciómetro: en general, cuando empezamos, tenemos la tendencia a ir atrancados en la bici. Quizá sea porque así sentimos que hacemos más fuerza y pensamos que así vamos más rápido. Recuerdo que tenía esa sensación cuando corrí el triatlón de Barcelona en mi primera año, con el platazo del 53 metido los 40km. Pera nada más lejos de la realidad. Y, no solo eso, sino que además no hay que olvidar que somos triatletas y, después de pedalear, hay que correr. Una cadencia baja hace que el esfuerzo del pedaleo se traduzca en destrucción muscular, difícil de recuperar de cara a la carrera a pie (a no ser que seas Chrissie Wellington y ni sientas ni padezcas, claro). Una cadencia alta-moderada nos lleva a tener desgaste fisiológico, recuperable con sales, hidratación y alimentación (si fuera necesario). Lógicamente, una cadencia excesiva, nos lleva a pedalear en vacío, resultando un pedaleo poco eficiente. Así, varios estudios sitúan la cadencia de pedalada óptima en 85-90 rpm rodando, intentando no bajar de 75-70 rpm subiendo. El tener el cadenciómetro te ayuda a controlar los cambios: solo tienes que concentrarte en llevar la cadencia correcta y, cuando te sales de los márgenes, subes o bajas piñones para reajustar. Sencillo y muy muy efectivo. Al principio cuesta, se te disparan las pulsaciones y parece que vas a molinillo, pero con paciencia y 3-4 sesiones más, se consigue un avance enorme. Y solo por 30-40 €, que es lo que vale un cuentakilómetros con sensor de cadencia sencillito.


- Juguetitos natatorios: al principio es bastante típico que la gente que entrena por su cuenta decida simplemente tirarse al agua y nadar 1000, 1500, 2000, 2500 m del tirón, a modo de nado continuo (algunos incluso se pasan así unos cuantos años). Esto nos ayudará a coger fondo y lógicamente mejoraremos, pero tiene el peligro de que coges el ritmillo de crucero y no lo sueltas ya sea para nadar un 750m o un 3800m. Para algunos esto es suficiente, pero para los que no y no puedan asistir a clases y/o entrenamientos guiados en grupo, hay que buscar alternativas para dar variedad a los entrenamientos. Y aquí es donde entran los “juguetitos”. Una redecilla con un pack básico (aletas, tabla y pull) cuesta 4 duros. Una tuba, poco más. Y, aunque lo ideal es que alguien nos corrija el gesto, si esto no es posible, el hacer bloques de patada con tabla, nadar con pull-buoy o con aletas para concentrarnos en los brazos o el ponernos la tuba para olvidarnos de respirar y observar así cómo se mueven nuestros brazos por debajo del agua nos hace poder jugar en el agua, adquirir sensaciones nuevas y aprender a observarnos y a sentir, y todo esto al final se traduce en una mejora sustancial casi sin esfuerzo extra, a la vez que hace nuestras sesiones de natación mucho más entretenidas.


- Rodillo: creo que no hace falta que comente lo que nos salva la temporada el tener rodillo a los que nos es imposible salir con la bici entre semana por imposibilidad horaria. Por mucho que te machaques el fin de semana, estar 5 días sin pedalear te hace olvidar el gesto y eso no es bueno, así que un día entre semana, pedalear un poquito, nos ayudará a no perder el recuerdo muscular. Pero no solo eso. El rodillo da muchísimo juego. Te permite realizar ejercicios de eficiencia de pedalada (pedaleo redondo, pedalear a una pierna, ejercicios de cambio de frecuencia de pedaleo) que en la carretera serían complicados. Y, ya en el terreno del “machaquismo”, una buena sesión con cambios de ritmo y series de unos 50’ te hace bajarte con las patitas tiritando (y 2 litros menos en forma de sudor… por favor, imprescindible mantenerse hidratado) y con una mayor capacidad de responder a ataques o cambios de ritmo en competiciones. Incluso ya en temporada, aunque se pueda salir a rodar a la calle, muchas veces es difícil hacer sesiones de series muy específicas, ya que no siempre podemos disponer de un terreno lo suficientemente llano como para controlar los ritmos que nos piden, y ahí el rodillo es un gran compañero. Creo que se pueden conseguir los sencillitos por unos 100-150€, menos incluso si son de 2ª mano.


- Calas en la bici: esto no creo que haga falta que lo comente, ya que es muy raro ver gente con rastrales hoy en día, pero por si alguien tiene dudas, las sensaciones y eficiencia de pedaleo con las calas son incomparables a las de los rastrales. Peligrosas no son en absolutos (a mi me dan más miedo los rastrales, porque tardas más en sacar el pie), y es un mundo aparte.


- Zapatillas de correr en buenas condiciones: y no me refiero a que estén nuevas “por fuera” sino a que conserven sus propiedades en cuanto a amortiguación y sujeción (y corrección de la pisada en caso de que la tuviera que, si tenemos dudas sobre si la necesitamos, hay que acudir a un profesional antes de que sea demasiado tarde). La durabilidad de las zapatillas depende de las mismas, del método de amortiguación concreto que tengan, pero suele rondar los 900-1000km. Echad cuentas y, cuando lleguéis a esa cifra, jubilad las zapatillas (aunque parezcan nuevas) y reservadlas para ir al gim, para andar o para cualquier otra actividad que no requiera protección contra impactos. Sé que esto es doloroso para el bolsillo, pero mucho más doloroso para la mente es lesionarse.



- Caminos de tierra para correr: como en el anuncio, “esto no tiene precio”. Si tratamos de correr todo lo que podamos por tierra, tendremos muchas menos posibilidades de lesionarnos. Esto es complicado, especialmente en invierno, porque es difícil encontrar caminos de tierra iluminados, pero aunque solo dispongamos de 300m de tierra y, aunque sea un total aburrimiento (anda que no me habré pasado noches dando vueltas a lo que quedó del parque de la Arganzuela como un hámster), tenemos que intentar correr por allí cuando nos sea posible. Asfalto kk, acera kk+ y tartán kkísima.