domingo, 27 de junio de 2010

Emboscada en Posadas


Sí, sí, habéis leído bien. Aquello no fue un triatlón, sino una emboscada en toda regla. Os cuento…

Llegamos el viernes a Córdoba, donde compartíamos hotel con nuestros compañeros Mapi y Raúl. Trotecillo de inspección, ducha, partido en la TV, buena cena a base de pasta y pizza casera riquísima y a dormir. La mañana del sábado, como siempre que se compite por la tarde, consiste básicamente en preparar cosas y ponerse nervioso… no hay más :-). Y más cuando llegamos a Posadas con la turra que hacía y empezamos a tener mucho más presente que íbamos a pasarlas canutas con el calor.




Bici al camión, autobús y al embalse. Más preparativos y, cuando nos queremos dar cuenta, 10’ después de que salieran las chicas de GGEE, a las 16:22, dan nuestra salida. Solo somos 12, así que nada de golpes esta vez, pero casi prefiero que me arreen a quedarme sola desde el minuto 1, que fue exactamente lo que pasó. Las boyas están a 750m, así que se hace largo el camino. Y encima me empiezo a achicharrar. Nos habían dicho que el agua estaba a 16ºC pero que, más adelante, llegaba a estar a unos 14ºC. Falso falsísimo. Eso no bajaba de 20ºC y entre el neopreno y el solazo en el cogote me sentía como en una sauna, qué horror (luego me dijeron que normalmente está fría porque abren la presa y corre el agua, pero que este año no había sido así y por eso era un caldito).




Giro las boya e intento llegar de vuelta a boxes, pero no tengo referencias y no veo nada, así que a saber qué recorrido hice. Y, para colmo, el gorro se me va saliendo y cada 50m tengo que hacer unas brazadas a un solo brazo para encajarme el gorro con la otra. Qué cruz. Ya he llegado casi al pantalán, pero no veo por dónde se sale del agua. No hay referencias ni nadie indicando, así que me paro y miro a ver por dónde se sale de ahí. Oigo, ¡aquí, aquí!!... y veo un huequillo entre la maleza con un camino de tierra. Pues por ahí será…

Salgo agobiadísima, T1 desastrosa para no variar y a la bici. Nos habían dicho que la carretera estaba bacheada y sucia, pero supuestamente la habían limpiado el día anterior, así que piensas, ¡bah, no será para tanto!. Pues no, no era para tanto… era para más que tanto. No es que estuviera bacheada, es que toda ella estaba hecha a base de agujeros, rajas y amagos de taponamiento de agujeros con pegotes de asfaltos suelto puestos de cualquier manera y rociados con gravilla. Cuando se sube, es incómodo, pero es que cuando bajas es un infierno. La bici me sonaba por todos sitios y empiezo a temer por la integridad de mis ruedas y, lo que es peor, por la mía propia, porque voy a saltos y derrapando con la gravilla.

Empiezo a farfullar improperios contra los organizadores, porque se me ocurren dos opciones: o que en su vida se han subido a una bici de carretera y, circulando por ese camino de cabras en su BTT se les ocurrió que era un buen sitio para hacer un triatlón, o directamente son unos sádicos, con todos mis respetos. Por lo visto años anteriores la gente se quejaba de que era muy llano y han querido endurecerlo, y a falta de alguien que nos vaya latigando por el camino, decidieron que que nos jugáramos el cuello por ese camino era una buena opción. Señores, por mí pongan las cuestas que quieran, e incluso repitan si quieren esos horarios infernales (que hacer un tri en verano en Córdoba a las 16h ya tiene su miga, ya) pero el peligro no es dureza.




En una de las bajadas me pasan Marketa y Beatriz en plan kamikaze que, tras un intento de seguirlas y pillar a Bea cuesta arriba, decido dejar pasar y seguir con todos mis huesos en su sitio, que no me juego nada aquí, así que tranquilita. En el km11, antes de un ramal que, afortunadamente, y aunque se basa en un montón de horribles toboganes rompepiernas, tiene buen asfalto, nos paran en el cruce porque sale la ambulancia. Pues nada, ahora ya sí que no engancho ni p’atrás. Pues nada, a mi bolilla y más sola que la una. Y así fue, tanto los 14km del ramal como los 15km que quedaban al pueblo, de los cuales más de 5km volvían a ser de asfalto infumable y con unas cuestas importantes.

Llego a T2 con dudas de cómo me encontraré, porque apenas he podido comer medio gel en la bici, que no me entraba nada, y hacía un calor insoportable. Me bajo y pronto empiezo a notar que tengo buenas piernas, pero lo que no va nada bien es la espalda, que por dos veces me tuve que parar a estirar (ya el miércoles tuve que abandonar el entreno a la mitad por ese motivo). Pero no me preocupa. A la 4ª (Bea) veo que la llevo a 1km más o menos y la 6ª por detrás viene a casi 3km, así que no hay motivo para exprimirse, y más con la turra que hacía, que no tenía ni gota de ganas de sufrir de más (menos mal que los avituallamientos eran numerosísimos y las esponjas y los manguerazos te daban la vida). Así que al tran tran, a buen ritmito pero sin machacarse, llego a meta, en 5ª posición tras unos largos 2h42’ de carrera (y eso que la carrera a pie era muy corta, que me marcó 39’).

Después, a ver a los chicos (o a los que llegaron, porque hubo unos cuantos retirados y alguna que otra caída), donde Sergio llegó el 8º de la general y 4º de su grupo a pesar de los problemas con su cadena, los problemas previos a la carrera de un pinchazo en un tubular, las ampollas de las manos del traqueteo del camino de cabras ese y lo deshidratado que llegó a T2 (qué susto al verle con los labios blancos blancos, ufff), y donde todos los ecosportianos consiguieron su pase a Pulpí. ¡Enhorabuena!.

En resumen, que allí no me vuelven a ver el pelo a no ser que se decidan a asfaltar aquello, en cuyo caso, el tema pasaría de ser una emboscada vergonzosa y a un triatlón muy duro, pero triatlón al fin y al cabo y bastante bonito, las cosas como son.

Al menos el domingo lo aprovechamos para ver la ciudad y tostarnos un poquito más (lástima no haber tenido mucha suerte gastronómicamente hablando, pero al menos la compañía fue más que buena :-))





lunes, 21 de junio de 2010

Liga de Clubes

Ya estamos de vuelta después de un laaaargo viaje para vivir y disfrutar de la Liga de Clubes, que este año se celebraba en El Ferrol, en pleno Arsenal Militar, lo que le daba un encanto especial a la prueba. No os voy a negar que estábamos nerviosísimos, porque los objetivos que teníamos en mente eran muy muy complicados: el ascenso a 2ª de los chicos que corrían en la Liga de Promoción y la permanencia en 1ª división de las chicas tras la ascensión del año pasado. Complicado pero no imposible, así que estábamos mentalizados para darlo todo y luchar hasta el último momento.



El sábado por la mañana estuvimos probando el agüita y rodando un poco en bici por el circuito y, por la tarde, competían los chicos, así que había que estar apoyándoles a tope, que si no estas cosas no tendrían gracia. Y allí estuvimos, pero también tengo que decir que caminar unos 4km de ida y 4km de vuelta al hotel (más el tiempo que anduvimos perdidas por Ferrol tratando de llegar a tiempo) y estar de acá para allá todo el día pasó factura, y la verdad es que acabé muy muy cansada y con las piernas muy hinchadas (suerte que pude trotar un poquillo a última hora y al menos conseguí que mejorara un poco la cosa). Pero bueno, no pasa nada, es parte del juego y lo que hace estas competiciones de equipo algo tan especial.

Ni que decir tiene que los chicos se portaron, pelearon como espartanos ;-) y consiguieron el ansiado ascenso a 2ª división... ¡¡enhorabuena, máquinas!!.



Cenamos todos juntos (el un restaurante que, por desgracia, mal honor hacía a la consabida hospitalidad de los gallegos… si vais a Ferrol, ni comáis en el Simbad ni os alojéis en el Hotel Valencia si no queréis acabar quemados de que os traten como si fuerais niños de campamento cuando sois clientes que pagan religiosamente los servicios que se supone que les tienen que dar… en fin…) y, mientras los chicos se fueron a celebrarlo, nosotras a dormir, que el domingo era el gran día.



Nos levantamos en un precioso y soleado día y, tras los preparativos de rigor y un poquito de calentamiento, nos reúnen en cámara de llamadas que es una plataforma desde la que tenemos que ir saltando al agua, equipo tras equipo (¡qué alto estaba!, ¡qué miedo!), para que se de la salida desde dentro del agua, pero entre que saltamos, nos tratamos de colocar y demás, de repente veo que echan a nadar algunas… ¿ya??, la bocina ni se oyó, así que ya salgo mal… que sería un presagio del resto de la natación.




Aquello era una fiesta de golpes y porrazos y, para colmo, tengo a mi compi Sara (aunque en ese momento no sabía que era ella), subida a mi espalda como si yo fuera una tabla de surf donde se quedó durante más de 100m… imaginaos nadar así… qué infierno. Trataba de zafarme de la situación, pero hasta la primera boya me fue imposible salir del mogollón de golpes, patadas, aguadillas, tirones del pie y de la pierna (ya le vale a la gente también), así que iba muertita. Menos mal que luego se tranquilizó un poco más la cosa, pero ya iba fundida, así que no tenía más opción que quedarme en el grupito que estaba (una fila más bien) y esperar a llegar a la rampa de salida.




La T1 casi mejor ni la cuento… me salen las gafas de sol disparadas, me tiro a cogerlas para que nadie las pise reptando con el neopreno por los tobillos, no atino a abrocharme la cinta portadorsal… un desastre (aunque esto ya se va convirtiendo en un clásico), así que, cómo no, pierdo a lo que tendría que ser mi grupito, así que empieza el intento de caza.




Pero desde el principio voy mal, me pesan las piernas y no me encuentro cómoda con ningún desarrollo. Va a tocar sufrir. Me pasa una chica del Mataró que parece que va bien, así que me engancho a ella y, aunque le intento dar un relevo, apenas aguanto lo que duelen las piernas. En la cuesta, veo al grupito, que están muy cerca, así que intento tirar, que subir me cuesta menos que llanear y a la pobre la dejo tirada (sorry), así que vuelvo a estar sola y sigo intentando cazarlas, aunque el tema está muy muy difícil.


Foto: Triatlón Ferrol


En la cuesta de la 2ª vuelta, oigo que viene alguien por detrás y ahí que me engancho. Son Mabel, Marta Ferrer y Pilar (que había tenido un problema con la cadena, porque ella iba en el grupo de adelante), así que son buenas compañeras de lo que queda de viaje. Ahí aguanté con ellas, aunque hubo momentos que me costó mucho y sentí mucho no poder darles un relevo en condiciones, que ya sabéis que a mi me gusta contribuir siempre, pero es que no iba, no iba… Cómo noto la falta de bici del último mes…




T2 con miedo de, viendo cómo llevaba las piernas, sufrir mucho en la carrera a pie… pero por suerte no fue así y no me encontré demasiado mal, así que fui cogiendo ritmito poco a poco y me fui encontrando mejor. Eso sí, el tramo de adoquines me mataba… ¡parecía un pato mareado!, yo no sé qué pasa, pero con los adoquines se me van los pies para todos lados y no consigo correr… debe ser cosa de la pisada tan “buena” que tengo, supongo…



Así que al fin, llegué a meta, en 1:12, dentro del corte que estaba a poco más de 1:16 (tremenda Aída Valiño… ¡y haciéndose el tri todo solita!!). En ese momento te das cuenta de lo difícil que es… ufffff… sabía que era complicado, pero no tanto. Así que vamos contando las que entran de otros equipos, ahí entra Matete… poco después Inma… y Yurena se queda a las puertas (pero casi mejor, porque con ella iban 3 Diablillas!)… puffff, solo hemos entrado 3 y vemos aún muchas chicas en carrera, y a nuestras Ecosportianas luchando hasta el final. Felipe canta las clasificaciones y… ¡7ª!!!, ¡¡¡sí!!!!, ¡¡¡lo logramos!!!, ¡¡parecía imposible pero lo logramos!!!!, ¡¡seguimos en primera!!!.

Enhorabuena a todos mis compis y el año que viene, por lo menos, a luchar por seguir manteniendo nuestras respectivas placitas ligueras.

Y, ahora, con la mente en Posadas (que ¿recordáis que íbamos a ir a Ávila?, pues, como sabéis, se ha cancelado en el último momento, así que ha habido que improvisar, y Córdoba parece una bonita ciudad y no la conozco… ;-)).

lunes, 14 de junio de 2010

Sin orden ni concierto

Igual no debería lloriquear. Total, ya lo ha hecho Sergio por los dos… Pero bueno, la idea del blog es contaros las cosillas triatléticas que pasan en mi vida o en mi cabecita, así que por un poquito de lamentaciones de vez en cuando tampoco (siempre teniendo en cuenta que son lloriqueíllos de mínima importancia, que todo lo malo que nos pase sea esto, vamos…).

El caso es que este año la cosa se está complicando. Primero por el invierno que hemos pasado, que nos ha dificultado a todos seguir un ritmo de entrenamientos razonable y teníamos que andar a verlas venir mirando al cielo cada vez que queríamos hacer algo. Por suerte, la primera cita “importante” era el Half Challenge, en el que no tenía más pretensiones que romper el hielo de la MD, aunque finalmente no se dio nada mal. A partir de ahí ya pensaba que todo iba a ir a mejor, que sería capaz de entrenar ordenadamente para estar a tope a estas alturas, para hacer bien el Clasificatorio de Madrid y la Liga de Clubes. Pero por desgracia no ha podido ser así.

Tardé una semana en estar preparada de nuevo para los entrenos, primero porque me costó recuperarme físicamente del Half y segundo porque el pedazo ampollón que tenía no me dejaba casi ni andar al principio (nadar podía nadar, pero impulsándome en la pared solo con una pierna, así que era muy divertido jeje). Y, cuando ya parecía que podía empezar a ponerme en serio, la tardía pero maligna primavera llegó de golpe con unos índices de polen que me han tenido en jaque durante 3 semanas y que me han hecho tener que tirar de Ventolín incluso cuando estaba quietecita (así que como para entrenar) y me han tenido hasta con fiebre la mayoría de los días y con un bajón más que considerable. Hacía años que no pasaba tantos días tan malos, la verdad…



Con esta situación, en el último mes no he podido realizar más que 9 sesiones de carrera a pie (bueno, 8 más la carrera a pie del Clasificatorio), de las que 4 han sido intentos frustrados de hacer algún entrenamiento y que se quedaron en 20-30’ de trote hasta que tuve que parar por asma/dolor de espalda/flojera horrible y solo 2 han sido buenos entrenamientos (un 8x400+4x800 en la pista el martes previo al Clasificatorio de Madrid y un 25’ prog+3x3x400+15’ soltar de ayer inaugurando la nueva pista de atletismo de Tres Cantos), así que veremos si puedo correr decentemente en la Liga…



La bici tampoco ha sido mejor. Ha habido algunas sesiones interesantes, pero esta semana ha sido otra vez horrible, y solo hemos salvado el tipo con duras sesiones de rodillo o desempolvando la BTT el viernes (y yo pasándolas canutas intentando seguir a Sergio mientras sorteábamos charcos y vadeábamos riachuelos que estaban bien cargaditos de agua).



Por suerte en natación parece que no va mal la cosa. Tenía miedo de perder algo de sensaciones este año, en el que hemos bajado de 5 a 4 las sesiones semanales, pero parece que no va mal la cosa. Sigo siendo igual de diesel que siempre, pero parece que al menos tengo un pelín de chispilla más en los primeros metros que me ayudan a no perder el grupo bueno desde el principio. Y Sergio, a pesar de que tiene que limitar los metros que nada por el hombro, me lo pone cada vez más difícil para esparrinearle… ¡hasta tira alguna serie y todo en vez de vaguear y chupar rebufillo todo el tiempo! ;-)).



Y, con este panorama y notándome tan verde a estas alturas de la película, lo que en principio iba a ser un “pues vamos y corremos en plan tranqui a ver qué pasa”, que es Ibiza, está pasando a ser una cita en la que pretendo estar bien de forma para intentar hacerlo bien (o todo lo bien que se puede hacer cuando eres debutante en esas distancias, claro).

Eso sí, lo más inmediato es intentar hacerlo todo lo bien que pueda este domingo en la Liga, correr el tri de Ávila simplemente por diversión y tomarnos una semana de descanso regenerativo intratemporada para coger con fuerza la segunda parte de la temporada que se extenderá hasta final octubre y tendrá como platos fuertes Pulpí e Ibiza.



Fotos: África (Clasificatorio CdC)

lunes, 7 de junio de 2010

Clasificatorio Madrid CdC

Hoy estoy fundida. Así es, por un olímpico de ná… pero es que este no es un olímpico más. El clasificatorio Élite de la CdC me atrevería a decir que es el triatlón más duro de los que he corrido, y en 6 años llevo ya unos cuantos. Y, por si fuera poco con esto, este año estaba especialmente complicado porque la alergia está causando estragos, y la CdC es mal sitio para los alérgicos… Pero así es, estas son las condiciones y con eso hay que jugar.

Tras una noche sin descansar demasiado entre los nervios de la competición y los extras que me produjo ver por la tele la Dextro femenina, madrugamos el domingo y llegamos allí bien prontito (tanto que entro la primera a dejar los trastos ;-)). Colocamos todo y a calentar un poco al agua, que está calentita (aunque al salir hacía un poco de fresco a las 9h) y, cuando me quiero dar cuenta, ya estamos en cámara de llamadas. Y es cuando vemos a Vodickova, que todas dábamos por ausente al haber corrido la Dextro el día anterior, pero no, ahí estaba… miedito, que si se pone no llegamos ni la mitad…



Foto cortesía de Felipe


Suena la bocina y al agua!!. No salgo mal y veo que tengo un grupito delante. Me paso toda la primera vuelta intentando enganchar, pero me quedo ahí, a dos metrillos y pegándome una buena paliza. Pantalán y de nuevo al agua y, por fin, en la primera boya, ya consigo contactar… al menos me puedo relajar unos metrillos. Como sé que soy malísima corriendo en las transiciones, intento progresar dentro del grupo para salir delante, pero justo aceleran el ritmo y yo estaba demasiado cansada para conseguirlo, así que ahí salgo, a cola de un grupo de gente con la que no suelo salir y menos sin neopreno… ¡bien!.



Pero claro, toca correr hacia boxes y ahí ya me quedo rezagada… entre que corro regulín, salgo medio grogui del agua y encima tengo una “punta de velocidad” que brilla por su ausencia, pues vamos mal. La transición propiamente dicha no es mala, así que en los primeros metros adelanto a una chica, me junto con Sara Regidor y veo a un trío (Patri, Martina Quintana y Helena Herrero) que está a tiro, así que intento agarrarlas. Me cuesta mucho, sufro, aprieto y parece que recorto, pero no puedo llegar, no puedo (y para colmo, no sé qué le pasa a mi cala derecha que no para de salirse y a punto estoy de piñarme unas cuantas veces). Me pego un calentón tremendo y a la 3ª vuelta decido rendirme y dejar de intentarlo, porque ya voy fundida y quedan aún 5 vueltas, así que ahora el objetivo es que no nos agarren las primeras.




Pero claro, tirar prácticamente sola y en ese circuito es un infierno. Las subidas son horribles, cada vez más atrancada, subiendo un piñón más, con los bronquios cerradísimos y el lactato que se sale por las orejas (o lo que quiera que sea eso que da el saborcillo en la boca tan particular), pero los llanos también son exigentes, rodando acoplada a 42-44km/h que lejos de descansar las piernas hacen que duelan más y más…







La 7ª vuelta ya me voy arrastrando, pero aún con el miedo en el cuerpo de que nos doblen, pero la 8ª ya me relajo… solo de pensar en correr un 10000 con las piernas como las llevaba (además de la flojera… 1 gel y 1 bidón de agua se ve que no es suficiente para este circuito) me ponía los pelos como escarpias. Pero hay que hacerlo, así que allá vamos…




La T2 me la tomo con tranquilidad y los primeros metros de carrera a pie son a pasitos muy cortitos, intentando que se relajaran un poco los músculos. Pero, a partir del km2, que ya parece que voy cogiendo ritmo, me empieza un flato horrible en todo el diafragma. Ya me ha pasado alguna que otra vez, y no sé qué será, si gases o reflujo (como le dijeron a Sergio por algo parecido) o qué se yo, pero duele, así que toca bajar el ritmo e intentar que se pase. Voy encorvada, intentando apretarme a ver si así se pasa, pero nada… y es cuando me pasa hasta el apuntador, pero bueno, esto es así, o rindes o te pasan por encima.




Por suerte, a partir del km5 parece que se pasa y ya puedo empezar a correr, que no es poco, aunque no es que sea muy buen ritmo, porque entre el tueste que llevo ya y lo poquito que he podido entrenar la carrera a pie los últimos meses entre la espalda, las ampollas y el asma, pues es lo que hay, pero al menos ya no voy hecha un cuatro, así que se agradece. Y al fin llego, ha costado, mucho, pero una vez más cruzo la meta de este triatlón tan especial, tan duro, tan complicado de conseguir (aunque no sé si volveré a repetirlo, que es demasiado). Puesto 12ª (10ª española), que no está nada mal. Y poco después llega Matete, que ha hecho una buenísima carrera y está volviendo poco a poco a su nivel de siempre después de ser mami… vaya luchadora.



Ahora, a recuperar bien y a pensar en la Liga, que correr en 1ª división requiere estar a tope!.