Gripe VS. Plan

Mucha gente con la que comparto entrenamientos me llama cuadriculada... sí, lo soy, lo admito. Por lo general suelo confiar bastante menos en mi capacidad para tomar decisiones en campos que no son el mío que en el tino que aportan los conocimientos y la experiencia de los profesionales. Es por eso que yo no soy más que una barquita capitaneada por Portsea, que se dirige hacia donde él quiera llevarla. Eso sí, una barquita muy preguntona, que quiere saber el porqué de todo, por simple "curiosidad científica".

Sí, lo admito de nuevo, intento cumplir la planificación a rajatabla. Al contrario de lo que pueda parecer, esto no me estresa, sino que me relaja: no tengo que pensar qué hacer, no tengo que planificar cómo hacerlo, no tengo que pintar los mesociclos y macrociclos en el calendario, no tengo que encajar el orden y número de sesiones, no me planteo a cada minuto si lo estaré o no haciendo bien,...

Eso sí, del puzzle de cada domingo al leer la planificación para cada semana no me libra nadie. "Esto tengo que cambiarlo aquí, que no me da tiempo porque tengo una reunión de curro a las 18h; esto le preguntaré a Portsea si lo puedo hacer este otro día; este día me vuelvo corriendo del curro a casa y luego ya voy a la pisci; el finde a ver cómo organizamos la logística para esa transición inversa carrera+bici,...". Dura tarea... algo más leve al ser dos mentes las que tratan de encajar las piezas.

Esta semana tocaba carga... unas 15-16 horas había calculado. El domingo, al leerlo, me eché las manos a la cabeza pensando en cómo podía hacerlo. Hoy me doy cuenta de que fueron elucubraciones innecesarias, porque hoy la gripe está en mi cuerpo. Tengo fiebre y con fiebre está prohibidísimo entrenar.

Lo curioso es que aún sabiendo que no debo, aún sabiendo que me hará mal, aún encontrándome como un trapo, dirijo miradas furtivas a mi Razesa del año de maricastaña montada en el rodillo cada vez que cruzo la puerta de la habitación. Si es que, no tenemos remedio...