martes, 23 de agosto de 2011

Triatlón de Cuenca





Cuando Sergio se marchó a Seattle a luchar por su plaza para Las Vegas (cosa que consiguió finalmente :-))), empecé a buscar algún plan para tenerme entretenida y prepararme un poco mentalmente para LV, que sí que es cierto que después del IM te quedas un poco desganado para el sufrir. Y buscando vi que habían reabierto inscripciones para Cuenca, un triatlón precioso que ya hemos hecho dos veces en nuestros primeros años triatléticos y del que guardaba muy buenos recuerdos (aunque también recordaba con claridad su dureza) y me pareció una oportunidad perfecta para preparar LV, ya que el circuito parece similar y las condiciones climatológicas también parece que se iban a aproximar a las del desierto de Nevada… y no me equivocaba.

Cierto es que no me estoy recuperando del IM tan bien como parecía. Las piernas no van mal, pero estoy como “sin gasolina”. En los entrenos de bici estoy llegando con la lucecita encendida casi siempre, aunque no sean entrenos muy duros (en Benicassim me agarré un par de pájaras bien buenas), en el agua voy como a cámara lenta y corriendo igual, aunque sí que me han salido algunos entrenos de series algo decentes, lo que me da unas pocas de esperanzas para poder remontar el vuelo. Supongo que es normal y que estas semanas nos tenemos que limitar a tratar de mantener la forma lo justo para disfrutar de LV sin más pretensiones, pero bueno, habrá que luchar hasta el último día, que nunca se sabe.

El caso es que allí estaba, a orillas del Júcar con una turra de impresión (cerca de los 40ºC… 42ºC marcaban los termómetros de la calle) y no había vuelta atrás.



Nos metemos al agua y a las chicas nos sacan… parece que tendremos una salida separada. Al principio me alegro, porque pegarme con más de 200 personas en ese sitio tan estrecho no era lo que más me apetecía, pero luego me arrepentiría sin duda. Salimos las chicas, salida limpia, sin problemas, y en los primeros metros ya se me van las que se me tienen que ir y me quedo en tierra de nadie, y poco después empieza la gymkana… Como solo hemos salido 2’ después de los chicos, desde los 250m ya estoy adelantando gente, algunos de manera sencilla y otros no tanto, teniendo en cuenta que formaban grupos y cualquiera se abría para adelantarles, porque como te despistaras te dabas de bruces con los que venían en sentido contrario (de hecho estuve a puntito en una ocasión). Casi prefería 200m de golpes y luego nadar a gusto, la verdad. Total, que 1300m con la cabeza fuera en modo waterpolo y zigzagueando sorteando chicos sin parar. Bastante incómodo y para mi débil cuello incluso doloroso, pero era igual para todas…






Después de comerme un buen tapón para salir del agua, llegaba la hora de pedalear.

Cojo la cabra y en los primeros kms que son llanitos no voy mal del todo. Hace calor, pero estoy acostumbrada a la turra seca madrileña y no lo llevo mal del todo, y el bidón de sales e hidratos lo llevo fresquito, porque lo había congelado. Empieza el pica-pa-arriba y noto que me falta fuelle. No es que vaya mal de piernas ni nada, pero voy flojilla. Y para colmo me va rozando el freno delantero, que me los cambiaron después de lo de Frankfurt porque estaban cedidos los muelles y me los pusieron flojos o qué se yo, así que todo el rato venga a abrir y cerrar el freno.

Giro de 180º y a bajar. Bajada rápida y pega un ventarrón exagerado… ¡qué miedo!!!. Voy agarrada a la bici como si me fuera la vida en ello y ni se me ocurre acoplarme (creo que solo me acoplé en los primeros 6km de todo el circuito), que el viento pega en el perfil de las ruedas y por poco me tira unas cuantas veces. Después de la bajada, comienzan las Hoces, con unas vistas espectaculares pero un perfil rompepiernas que con la flojera que llevaba se hizo bastante duro, así que con ir tirando me conformaba.






Al final llego a T2 con 1h21’ de bici para 42km (a 31km/h) y 155w medios que, teniendo en cuenta que en un olímpico tengo que rondar los 180w, dice mucho de “lo bien” que iba. Toca correr y la cosa sigue en la misma línea… flojera y el estómago dando algo de guerra, como viene siendo habitual cuando corro por la tarde, aunque nada demasiado grave, solo algo de flato y sensaciones un poco incómodas, así que al tran-tran vamos cubriendo los kilómetros con un calor sofocante y un terreno que no daba tregua.






Al menos no me adelantaron más chicas (que en la bici me adelantó la que sería 2ª clasificada como un obús y no pude más que mirarla sin hacer ni amago de seguirla) y llegué a la meta, 88º de la general (que eso de quedar en la primera mitad siempre es agradable) en una competición que si ya es dura normalmente, se hizo aún más dura por el día que nos tocó vivir… los 30 retirados de los 210 que salíamos dicen bastante tratándose de un olímpico.

Y con esto comienzan las 3 últimas semanas de entrenamiento antes de la guinda final… veremos qué tal vamos superando los días y si conseguimos que las sensaciones mejoren aunque sea un poquito…






Fotos de alexphoto2008.blogspot.com y http://www.davidfh34.com/

P.D.: de propina, os dejo un vídeo precioso del Tristar111 de Madrid, que es de esos que te suben un puntito la motivación de inmediato!






3 comentarios:

Celina dijo...

Felicidades, lo has hecho de maravilla en Cuenca! confío que la recuperación vaya bien, nos cuentas. Un besote

Furacán dijo...

Pues es un gran resultado teniendo en cuenta las condiciones y como muestra la cantidad de retirados. No parecía un día adecuado para mostrar todo tu potencial :-)

Mildolores dijo...

Poco a poco espero que te vayas reencontrando contigo misma, después de ese palizón de IM, porque sino sé de uno que no se anima.
Bueno sí, pero sin fecha aún.
He vuelto a ver el video entero. Me gustó el Tristar este, sí.