Europeo Lisboa: el meollo

Bueno, nos habíamos quedado en que después de la cenita en buena compañía nos fuimos a dormir…

Bip, bip, bip… suena el despertador. 6:15 de la mañana. Engullo el desayuno en la habitación, me despido de Sergio y rumbo a boxes. Está nublado, sin visos de que vaya a salir el sol, hace bastante viento y mucho frío (unos 10-12 ºC calculo).

Una vez en boxes me encuentro con muchas chicas conocidas (entre ellas Mabel que llega con la hora pegada ;-)) y otras que conocí en ese momento, como Deli, una chica canaria con la que compartí podium en Úbeda (aunque ninguna nos quedamos con la cara de la otra) y compartiría parte de la carrera. Dejamos todo preparado, calentamos apenas 5’ en el agua bastante fresquita y, cuando nos quisimos dar cuenta, ya sonaba la bocina de inicio de carrera.

Salíamos desde dentro del agua y hubo algunas tortas, pero no muchas… o al menos yo no recibí mucho porque empecé a desviarme a la izquierda (para variar), hasta que me di cuenta, rectifiqué y me puse a pies de una chica. “Uhmmm, no se va mal aquí… aunque vaya patada que da esta, que trago 2 litros de agua cada vez que miro hacia delante”. Sigo ahí, pegadita. Creo que puedo nadar más rápido, porque voy demasiado suave (luego vi que tenía 150ppm de media… tocándome los pinrelillos, vamos ;-)), pero veo que el siguiente grupo está demasiado lejos y si adelanto lo único que voy a conseguir es cansarme más (recordaba como salí de Portocolom, ahogada casi con el agobio), desorientarme con mucha probabilidad y sacarlas apenas 20” que, al no haber drafting, no van a ningún sitio. Así que ahí sigo, aún cuando empezamos a adelantar a los veteranos que forman pequeños muros y meten buenas tortas cuando les pasas… sabia decisión.

Salgo del agua y empieza el show. Mis Specialized Trivent vuelven a darme un disgusto. Tras el saltito, no hay quien meta el pie ahí. Lo intento mil veces, me pasa hasta el apuntador. En uno de los intentos, al ir sobre pavé, con las vibraciones se me suelta la cala con el pie sin meter. Única solución: me paro, pie a tierra, meto la zapa y vuelta a subir a la bici. Nota1: intentar hacer un apaño a tira del velcro para poder meter el pie y darles una última oportunidad en Cullera o compraré otras.

Empieza la bici. Hace viento de cara a la ida y encima pica hacia arriba. Pero voy bien, acoplada todo el rato y a buen ritmo (aunque las pulsaciones no suben mucho… rondaba las 163ppm). Empieza a chispear y, con el frío, es bastante molesto. Paso a alguna chica y a algunos veteranos y llegamos al “famoso repecho” que de repecho no tienen nada. Es una cuesta como un piano. Plato pequeño, piñón del 21 y a subir. La vuelta es mucho más favorable y más con el viento de culo.

Llega la hora de dar la vuelta y, segunda cagada del día, tiro detrás de un irlandés que se mete para boxes y yo detrás. Nos gritan, nos damos cuenta, giramos y, al subir la cuestita que tocaba y llevar una cala fuera, casi me escalabro y tengo que desenganchar los dos pies y subir a pasitos con la bici entre las piernas. Nota 2: no hacer caso del que vaya delante y tirar hacia donde yo creo que es (porque aquí sí que había un cartel indicando”Transition area”).

Consigo encalar y empiezo a adelantar de nuevo a gente a la que ya había adelantado en la 1ª vuelta. Me tomo un gel que sabe a gloria porque encima está fresquito. Sigo muy cómoda, acoplada siempre y luchando contra el viento.

Ya casi llegamos a boxes tras 44km de bici. Saco un pie de la zapa y entramos en zona de pavé así que, al tratar de sacar el otro pie, vuelve a saltar la cala. Imaginad el espectáculo al bajarme de la bici con una zapa sí y otra no, quitándome la zapa allí de pie, salió volando, fui a por ella... parecía nueva. Boxes, zapas de correr, gorrita y a por ello.

Al principio me cuesta correr. Voy muy pesada y no cojo ritmo. Normal, es el primer triatlón, siempre pasa. Me adelanta Deli, a la que adelanté en la bici hacia el km 30 y va muy bien, así que intento no perderla mucho de vista, aunque no consigo mantener su ritmo. Pero poco a poco voy despertando y, hacia el km 3 o 4 la adelanto, cuando ella baja un poco el ritmo, y empiezo a encontrarme genial, muy suelta, muy ligera. Empiezo a pasar gente, qué gozada. Llega la hora de dar la vuelta, pero no hay ningún cartel y los voluntarios que veo están de cháchara, así que yo sigo al de delante y a una chica inglesa que creo que es de mi grupo de edad.

Pero, de repente, veo que la chica levanta los brazos.”¡¡Arrrrg!!, ¿esto es meta??, ¿qué hago?, ¿dónde está el giro??”. El pobre Carlos me avisó (a la vez que me hacía la foto de abajo), pero con el barullo no me enteré de nada. Me paro, grito, me dicen que de la vuelta y me enfado tanto que voy dando voces y gritando “¿pero tan difícil es poner un maldito cartel o avisar o algo???” en español y en inglés, para que me entendieran, indignada, cabreada. Después comprobaría que el tramo que hice de más me costó, a ritmo rápido, 40” ida + 40” vuelta (que serían más porque iba dando voces y haciendo aspavientos) + el rato que estuve parada: pongamos mínimo 1’30”, tirando por lo bajo.

Se ve que ese día me dio el “síndrome de Alvarov”, que no es un psicólogo ruso, sino que la v es de Velázquez ;-). Nota 3: empollarme mil veces el circuito y no confiar en mi capacidad de reacción cuando llevo toda la sangre en las piernas y no en la cabeza.

Ya no me apetece apretar. Tanto esfuerzo para nada. Hablo con uno de los ingleses que se equivocaron de camino conmigo (que fuimos por lo menos 6 en ese momento, aunque me comentaron que fueron muchísimos más los que se equivocaron a lo largo de la prueba… lógico si no hay un cartel con flechitas que ponga “2nd LAP – FINISH LINE” o algo similar como en todos los triatlones del mundo mundial grrrrr) y me dice que no me preocupe, que aumente el ritmo, que iba muy bien. Y, bueno, habrá que aprovechar las buenas sensaciones. Aprieto de nuevo y vuelvo a adelantar gente, pero es imposible recuperar tanto tiempo. Veo a Deli delante, que la pobre alucinó cuando desaparecí, que pensó que me había retirado o algo.. Algo le recorté, pero era imposible llegar a su altura.

Faltan unos 500m. Aprieto un poco para que acabe cuanto antes esto y “pataplofff ploff plofff”, trompazo que me di. Tropecé con uno de los adoquines que estaban salientes y al suelo que fui. Lo que faltaba ya. Me miro y estoy bien, no tengo más que arañazos, pero ya entro en bucle de agobio. Sollozo y sigo trotandito hasta meta. No levanto los brazos. No sonrío. Solo quiero ir a recoger mis cosas, abrigarme un poco y ver a Sergio, que seguro que está haciendo una gran carrera (y no me equivocaba) . Soy un desastre… qué manera más tonta de tirar por la borda las buenas sensaciones puramente deportivas que tuve.

Si habéis visto las clasificaciones veis que quedé 9ª de mi grupo de edad. Si no me hubiera metido a meta cuando no tocaba, aún con la que había liado en bici, hubiera quedado 5ª (porque es el puesto en el que quedó Deli). Pero así es esto. No importa lo que hubiera sido, sino lo que fue.

TOTAL: 2:37:58 SWIM-23:30 T1-01:49 BIKE-1:26:07 T2-01:33 RUN-45:02

Pero ahora, en frío, me quedo solo con lo que he aprendido de estas desdichas y con las buenas sensaciones y los buenos momentos que vivimos allí, que es realmente lo que importa :-).