Bueno, un poquito tarde
por la espiral incesante de esta vida mía, pero no quería pasar por
alto hacer una pequeña crónica del Skoda Triathlon Short de Madrid, que
para estas cosas entre otras existe este blog, para que queden aquí
reflejadas y pueda recordarlo meses o años más tarde.
Para
el que no lo sepa, este triatlón consistía en una distancia de 950m
nadando + 40km en bici sin drafting + 10 km corriendo, y todo en la ya
tan familiar Casa de Campo de Madrid. Y como estaba aquí al lado y la
logística con la peque era sencilla (ya que empezaba a las 10 y Sergio
no competía), pues allá que me apunté. Las semanas previas no fueron
sencillas, ya que noté que no conseguía recuperarme de la paliza y la
deshidratación del Ecotrimad, así que los entrenos eran flojos y mi
cuerpo no respondía demasiado, pero bueno, parecía que poco a poco me
iba recuperando y confiaba que con el descansito de los dos últimos días
antes de competir, pudiera hacer algo digno.
Hasta
al último momento ni eché un ojo a las listas de salida, y cuando las
vi reconocí a 3 chicas que me ganarían seguro y a alguna otra que cabría
la posibilidad, además de las que no conocía, así que, a pesar de que
Sergio hacía cálculos de horario contando con la entrega de premios, yo
no contaba con ello.
Con
esos nerviecillos precarrera que siempre están presentes, salto al agua
en la salida femenina, que se daba 2’ después de la 4ª salida
masculina, que a su vez estaban separadas 2’ entre sí. Y todo esto para
decir que aquello fue una gymkana!!. Desde antes de llegar a la primera
boya ya empecé a sortear nadadores, para después entrar en un mar de
“medusas de colores”, así que a nadar (si es que se puede llamar así)
con la cabeza fuera y buscando el hueco todo el tiempo y recibiendo
golpes por doquier. Un horror.
Aún
así salgo del agua la primera, seguida de Mónica Ayerra, que me
agradece el haberle abierto camino entre la marabunta natatoria, porque
temía por su hombro, ya que le habían operado de la clavícula hace menos
de tres meses!. Qué meritazo la tía…
Al
entrar en T1 ella se mete por el carril que no es y yo, que voy ciega con esa transición tan larga,
detrás que voy… cosas que pasan… como si fuéramos nuevas jeje. Total,
que cojo la cabra y para allá que vamos.
Al
pasar la puerta de Prado del Rey para salir de la CdC ya voy primera
otra vez, y poco después se me acaban las pilas del Joule (culpa mía por
no haber encontrado el rato de comprar unas nuevas), así que ni vatios
ni nada… a ojo y a dolor de piernas. Así que ahí voy, tomando como
referencia un chico del Aguaverde, otro del Marlins y otro de rojo que
íbamos “que te adelanto yo, ahora te paso yo, ahora me adelantas otra
vez” en lo que creo que no es mal ritmo (salvo quizá un poco conservador
subiendo Garabitas, y eso que ahí solía pasar yo al frente una vez
pasábamos la mitad de la subida), para bajarme primera en T2, pero sin
referencias.
Así
que salgo a correr, primero despacito y con cadencia para coger ritmo
y, poco después de pasar el giro de los 2,5km, ya se me echan encima
Sonia López seguida de Mónica Ayerra. "Vaya, ya voy tercera... vamos a ver si puedo mantenerlo, que seguro que Jördens no viene muy lejos...".
Pero de pronto me quité ese pensamiento conformista de la cabeza y pensé
que mejor sería ver si podía aguantar el ritmo de Ayerra para no
perderla mucho de vista, por ver si “sonaba la flauta”. Y es que esto de
ser madre el cuerpo lo aniquila un poco (no ser madre, sino el tiempo
parada y lo poco que puedo entrenar, vaya), pero el coco lo endurece que
da gusto.
El
caso es que sonó la flauta (imagino que porque ella no estaba en su
mejor momento con lo de su operación, claro, pero en ese momento estuve
ahí, que no es poco), y en el km5 volví a pasarla en lo que fue nuestra particular Ironwar ;-). Para ese momento ya
sentía que estaba corriendo a muy buen ritmo y tenía que mantenerlo!!.
Así que todo era esfuerzo y concentración hasta que ¡¡PUM!!, en el km8
tropezón y al suelo!. Golpetazo en la rodilla, pero me levanto como un
resorte y trato de recomponerme para no perder la primera posición, ya
que Sonia se había retirado. Y así, como pude, mantuve el ritmo para
cruzar la meta en primer lugar, contenta, orgullosa, incrédula y
pletórica!!!.
Es
mi segunda victoria absoluta después del Tristar 2011 (en el mismo
emplazamiento), pero esta ha sido totalmente inesperada y en un momento
muy diferente de mi vida. Además ha sido el primer pódium que comparto
con mi pequeña Iria (en el de Oropesa no pudo ser), así que todo fue
mágico y muy especial.
Y ahora, a ponerme las pilas para Pálmaces, que no queda nada!
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