Imagino que todos compartiréis conmigo la idea de que los fines de año son terribles en el trabajo… este año está siendo especialmente duro para mí, pero la verdad es que estando como está la cosa, uno no puede estar más que contento por al menos tener algo con lo que estar liado. Además, a una que se mete en mil fregados, pues se le junta con varias cosillas, reuniones, documentos, revisiones y demás asuntos extralaborales pero que requieren también una alta dedicación y concentración, que son importantes… Y todo esto para excusarme por tener esto tan abandonado...
Total, que el puzzle empieza a funcionar a todo gas y menos mal que estamos de pretemporada, que si no… Pero bueno, el caso es que vamos salvando los entrenos y empezamos a mover el cuerpo, que es de lo que se trata. Es más, la semana pasada ya pasamos de las 11h que, teniendo en cuenta el día de descanso, no está nada mal, que ya empieza a ser un entrenamiento en condiciones (si es que obviamos los 0km de carrera a pie, todos ellos planificados, así que preocupación 0 también).
Bueno, es un poco “trampa”, porque esas 11h20’ incluyen 50’ de squash que muy triatlético no es, pero que dejaron unas agujetas bien majas durante un par de días, duro duro… Y, además, antes habíamos hecho un test de 100m en la pisci que, entre que era por la mañana y con el desayuno en pleno proceso digestivo, no hemos nadado casi nada y mis ya conocidas capacidades para la explosividad, tuvieron como resultado un 1:20 que de tan mal hasta casi cuesta creerlo, pero es lo que hay… Afortunadamente sé que mis ritmos en distancias largas son bastante más halagüeños, así que tampoco me preocupa excesivamente (aunque no niego que me gustaría poder al menos hacer menos de 1:15…).
Tampoco estuvo mal el fin de semana, con la macro-quedada de Ecotrimad en Buitrago, que inauguraba mi temporada sobre la bici que, entre que llevaba 6 semanas sin rodar en la carretera y que los 2 últimos meses antes de Ibiza fueron casi 100% de cabra, empecé incomodísima, sin encontrar postura y hasta torpe en el manejo, pero que fue mejorando según pasaban los kilómetros (y mira que con ese circuito era difícil acostumbrarse a lo que fuera, que vaya telita…) y acabé con 2h35’ más cansada de coco casi que de piernas, y eso que fui todo el tiempo con mentalidad de no sufrir nada. Y la cosa remató con el domingo sobre las ruedas gordas, haciendo gala de nuevo de nuestras habilidades croseras ;-), pero divirtiéndonos, que es de lo que se trata ahora…