Con todo el lío de la Semana Santa, de acá para allá contínuamente, sin querer casi ni mirar el PC por no recordar mucho lo que era currar, se me pasó comentaros que el día 1 de Abril se cumplió mi primer año como Independiente... de licencia no, de casita.
El 1 de Abril de 2006 empezaron las lavadoras, el tender la ropa en invierno a las 23h, los puzzles para hacer la compra (que hay que ver lo que comen dos triatletas), el cocinar a las 7 de la mañana (comidita de tupper... aún vivo con la esperanza de poder salir antes de currar cada día por comer en media hora en vez de en 2h), el limpiar la casa los domingos por la tarde cuando lo que más apetece es vegetar en el sofá, etc. Por suerte, el planchar se acabó, que tuvimos que recurrir a ayuda externa antes de volvernos locos.
Cuando nos decidimos a buscar piso de alquiler, nuestro requisito era que estuviera cerca de la piscina... ni cerca del trabajo (aunque ¿del trabajo de cuál de los dos?), ni del Metro, ni de casa de los padres,... no, cerca de la piscina. Suena a chifladura, pero así fue. Al fin y al cabo, 4 días a la semana salimos de allí a las 23h, así que cuanto menos tardáramos en llegar a casa, mejor. Otro requisito fundamental: necesitamos espacio para las bicis (3 entonces, 4 ahora) y demás trastos. Y, claro, ninguno de esos "lofts" (que ahora llaman así a los pisos con una habitación para todo, cocina incluida) que vimos al principio nos servía. Pero encontramos el sitio... vale, un poco hortera, floripondiado y lleno de figuritas, pero eso es lo de menos.
Todo eso es lo de menos... el trabajo extra, los horribles muebles, el poco descanso... nada de eso importa. El piso ya no huele a almizcle, huele a triatlón. Es nuestro Hogar y compartir almohada cada noche con Sergio hace que cualquier cosa merezca la pena.
Bueno, sentimentalismos aparte ;-), termina una Semana Santa de más de 16h de entrenamiento con una carga de bici inusual para nosotros (casi 9h30' en 4 sesiones) que incluye la salida por Talavera de 105 km, puertecillo incluido, que aguanté sorprendentemente bien (aunque tengo que reconocer que ayer pesaban las piernas los suyo), poquita natación (algo menos de 4h en 4 sesiones) y no demasiada carrerita.
El 1 de Abril de 2006 empezaron las lavadoras, el tender la ropa en invierno a las 23h, los puzzles para hacer la compra (que hay que ver lo que comen dos triatletas), el cocinar a las 7 de la mañana (comidita de tupper... aún vivo con la esperanza de poder salir antes de currar cada día por comer en media hora en vez de en 2h), el limpiar la casa los domingos por la tarde cuando lo que más apetece es vegetar en el sofá, etc. Por suerte, el planchar se acabó, que tuvimos que recurrir a ayuda externa antes de volvernos locos.
Cuando nos decidimos a buscar piso de alquiler, nuestro requisito era que estuviera cerca de la piscina... ni cerca del trabajo (aunque ¿del trabajo de cuál de los dos?), ni del Metro, ni de casa de los padres,... no, cerca de la piscina. Suena a chifladura, pero así fue. Al fin y al cabo, 4 días a la semana salimos de allí a las 23h, así que cuanto menos tardáramos en llegar a casa, mejor. Otro requisito fundamental: necesitamos espacio para las bicis (3 entonces, 4 ahora) y demás trastos. Y, claro, ninguno de esos "lofts" (que ahora llaman así a los pisos con una habitación para todo, cocina incluida) que vimos al principio nos servía. Pero encontramos el sitio... vale, un poco hortera, floripondiado y lleno de figuritas, pero eso es lo de menos.
Todo eso es lo de menos... el trabajo extra, los horribles muebles, el poco descanso... nada de eso importa. El piso ya no huele a almizcle, huele a triatlón. Es nuestro Hogar y compartir almohada cada noche con Sergio hace que cualquier cosa merezca la pena.
Bueno, sentimentalismos aparte ;-), termina una Semana Santa de más de 16h de entrenamiento con una carga de bici inusual para nosotros (casi 9h30' en 4 sesiones) que incluye la salida por Talavera de 105 km, puertecillo incluido, que aguanté sorprendentemente bien (aunque tengo que reconocer que ayer pesaban las piernas los suyo), poquita natación (algo menos de 4h en 4 sesiones) y no demasiada carrerita.
7 comentarios:
Jejeje, curioso tema para el blog....
ya no queda nada para las competis, ya no queda nada....
jaja, no hay nada como sentirse uno en su hogar.
A entrenar que en ná, nos vemos en Fuente Alamo.
Besets.
Ishtar... no te pongas tan sentimental, diciendo esas cosas de compartir almohada, que Jaime luego me dirá que yo no pongo esas cosas... :)
snif.... me habéis tocado la fibra... jo, con lo romántico que es uno :-))
Felicidades a los dos!!!
Por cierto, en poquitos días nos vemos... nos vamos a Mallorca!!!!
jajaja, Ruth, seguro que le he sacado los colores a Sergio con esto jeje ;-). Anda queee, para una vez que me da la vena sentimentaloide... ;-)).
Xavi, y tanto que no lo hay. El Hogar puede estar donde tú quieras, aunque el entorno pudiera ser mejorable (dichoso sofá arcaico rompe-espaldas de floriplondios grrr ;-)).
Carles, síiiiii, no queda nadaaaaaaa, yupiiii!!!! :-).
Besicos a todos!
Nosotros llevamos 5 años poniendo lavadoras (Ruth pone más lavadoras y yo arreglo más bicis), asi que prefiero seguir hablando de entrenamientos...
16 horitas,,, no esta mal.. O s veo el festrival
Bueno, que conste que compartiendo lavadoras llevamos 1 añito (esas las pongo yo también... aunque mi bici también la arreglo yo... o al menos lo intento ;-)), pero compartiendo vida vamos para los 10, ¿eh? ;-). Quién nos iba a decir entonces que más tarde compartiríamos también entrenamientos... ;-)).
Ay, qué ñoña me estoy poniendo... va a ser la vuelta al curro, ¡¡con lo bien que estaba yo durmiendo 9 horitas diarias!!! :-).
Besicos!!
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