Endurance Day

Hay días en los que te das cuenta del tino que tuviste para elegir tu deporte. Uno de esos días para mí, sin duda, ha sido el Endurance Day invernal talaverano. Es mi segundo Endurance Day, después del estival del año pasado y que tan buen sabor de boca (y dolor de piernas) me dejó.

¿Y esto qué es lo que es?. Pues es algo así como un simulacro de lo que sería nuestro día a día si fuéramos profesionales del triatlón; full day triathlon lo llaman... Esto es: entrenar, comer, descansar, entrenar, comer y a dormir. Un sueño.

Así, un grupito de aguaverdianos viajamos a Talavera a horas intempestivas (y más para ser un sábado) con unos mochilones cargados con la ropa de guerra y nuestras bicis preparados para pasar un día de entreno intenso y extenso... vamos, de los que te endurecen quieras o no.

Partimos a lomos de nuestras bicis, primero en llanito, luego en ondulado, después en cuestón (aunque allí lo llaman "ruta facilita sin mucha dificultad"), a un ritmo primero suave, luego medio, después infernal (impuesto por la rueda de una fémina talaverana que me lo puso realmente dificil) para completar 70kms talaveranos que, como todo el mundo sabe, son más largos que los kilómetros en el resto del Mundo, así que se traducen en 81 Km según el Sistema Métrico Internacional.

Después, con nuestras patitas bien calientes, acudimos a la piscina a remojarnos. Poca cosa, unos 1500m. Eso sí, inocente de mí, esperaba una cosa relajada, con ejercicios de técnica suavecitos o algo así, no el "a toda leche que a lo mejor así nos vamos antes a comer". Pero bueno, no se llevó mal.

Ya duchaditos, tocaba buffet, que muy barato no es, pero estoy más que convencida de que el dueño maldice en arameo cada vez que nos ve entrar por la puerta, porque 15 triatletas después de entrenar son más destructivos que la marabunta y una plaga de langostas aliadas. Creo que podéis haceros una idea...

Café, charleta y, por si no fuera ya suficiente, 45' a lo que entienden en Talavera por "trote suave", cuya tradución al castellano viene siendo una aproximación a "tontoelúltimo" seguidos de algunos ejercicios de técnica de carrera. Eso sí, como con esto ya habíamos quemado lo que comimos en el buffet, había que recuperar fuerzas con unas porras con chocolate que eran placer celestial.

Un día de los que endurecen de verdad y de los que, a pesar de que costara lo suyo, sales con una sensación de plenitud tremenda. Como contrapartida, he de decir que también salí de allí con recurrentes pensamientos acerca de lo paquete que soy, de que tengo que entrenar más (aunque no sepa cómo), de que debe ser que el Tajo tiene algún tipo de efluvio fortificante o algo así que explique la calidad deportiva (y humana) de los que allí moran y entrenan,...

En fin, que todo juntito, el Endurance Day supuso 4h30' de entrenamiento. Si lo juntamos a lo del domingo (2h28' de bici+22' en transición), tenemos 7h30' de entrenamiento en los 2 días del fin de semana. Y, si vamos más allá, completamos con una semana record de más de 16h de entrenamiento. Sin comentarios...