Si hay una competición a la que le tengo el máximo respeto y hace que alcance niveles de tensión altísimos esa es el Campeonato de España de Triatlón(*) en categoría Élite ((*) se pone así, sin apellidos, pero es el de distancia olímpica). Participar y terminar uno de estos fue el primer gran objetivo que me marqué cuando llevaba poco en este mundillo. Fue un objetivo a medio plazo y puse toda la carne en el asador, especialmente para poder dar la talla en la natación, que habiendo empezado a nadar con 25 años no es algo obvio. Como sabéis, aunque ha habido algún año en el que se tuvo que aplicar otro reglamento alternativo para intentar aumentar la participación femenina, típicamente se rige en modo “corredor doblado, corredor eliminado” en el circuito ciclista (que suele constar de entre 6 y 8 vueltas), por lo que sólo poder terminar ya es todo un reto teniendo en cuenta que las primeras suelen ser gente de nivel Olímpico.
En 2008 lo conseguí en Ferrol y lo repetí en otras 5 ocasiones, pero siempre rodando en el último grupo de “no me pillan por los pelos”, así que imaginad la tensión. De hecho casi siempre suelo ponerme enferma los días posteriores, imagino que por el bajón de defensas que me provoca el estrés de ir apretando a muerte mirando constantemente hacia atrás.
Esta foto es de Cangas 2009, pero resume muy bien la sensación de "¡salvada!"
Aunque me siento una privilegiada por haber podido vivir una competición de este nivel desde dentro, no puedo evitar sentirme un poco “fuera de lugar”, sensación que se ha hecho más fuerte este año teniendo en cuenta que el día previo tuve un día movidito que incluyó unos cuantos kilómetros recorridos con Iria a cuestas (incluyendo un sprint de uso 300m para parar al tranvía en cuyo interior había olvidado mi bolso, glups). Si lo unimos a que tan solo 3 semanas antes me había dejado todas mis fuerzas en el Ironman y que desde entonces apenas había podido entrenar entre la fatiga y la molestia en el pie y la rodilla derecha (que me impidieron correr más de un par de días de 15-20’ desde el IM), estuve pensando si no le estaba faltando al respeto a tan importante cita…
Pero el caso es que allí estaba. Y para más inri, después de haber pasado una noche toledana con dolor de garganta y algo de fiebre (ya imaginaréis, primero Iria, luego Sergio (el pobre también justo a tiempo para su competición) y luego servidora…). Calentamos en el agua, nos quedamos pasmadas esperando en la cámara de llamadas y ya suena la música que hace que se te pongan a mil las pulsaciones… y ¡¡¡moooooc!!!!.
Foto Carlos Asensi
Calentando con mi compi Sara que no tuvo suerte mecánica y no pudo terminar
Voy todo lo deprisa que puedo, defendiéndome en la guerra acuática hasta la primera boya, donde ya parece que se forman los grupos y ya me quedo siguiendo unos pies que movían más agua que una lancha motora. Voy relativamente cómoda pero me pego unos tragos de agua supersalada que hacen que me arda la garganta, pero por lo demás la cosa va sin incidentes y salgo del agua a poco más de 4’ de la bestia de Sara, lo que para mí es una buena natación (y más teniendo en cuenta que no son los ritmos para los que estaba entrenando en los últimos meses, claro) y lo que, una vez más, me pone en la situación de “o aprietas el culo o te doblan” y más sabiendo cómo rueda aquí Sarita y, no sólo es que sean 7 vueltas, sino que además hay un punto en la carrera a pie de “primer corredor, último ciclista” que hace que no te puedas relajar hasta la misma T2.
Foto Levante EMV
T1 bastante mala (en corta distancia hay que entrenar las transiciones como si fuera una disciplina más y obviamente no ha sido mi caso) y calentón al canto para poder pillar a Marina, Barbeito y otra chica que no conocía en los primeros metros de la bici y no quedarme ahí sola en tierra de nadie. Después de estabilizar un poco, ya nos centramos y nos organizamos para ir tirando, y la verdad es que siendo pocas nos organizábamos bastante bien. El mayor peso lo llevamos Marina y yo, pero todas entran a relevar aunque sea un ratito y eso se agradece y más teniendo en cuenta que el viento soplaba con fuerza.
Foto Levante EMV
Vamos cogiendo gente y yo ya no miro si siguen o se quedan, pero seguimos tirando las mismas. Las referencias que nos dan dan bastante miedo… Sara nos viene recortando más de medio minuto por vuelta, a veces casi 1 minuto, así que se masca la tragedia… Tenemos a un grupo grandecillo unos segundos por delante y me centro en intentar engancharlas a ver si así, siendo más, podemos ir un poquito más fuerte.
Foto AllOn Sport
¡¡Apretando los dientes!!!
Finalmente las enganchamos pero, aunque hay gente ahí que andan muchísimo en bici, parece que no se entienden entre ellas y no parece que vayan muy organizadas, así que fundamentalmente seguimos tirando las mismas, con alguna colaboración más, que siempre se agradece, pero sinceramente me sorprende que de 20 o más que seríamos, tan pocas seamos capaces de sentir la tensión y la necesidad de realmente apretar a muerte, que era una cuestión de supervivencia… pero bueno, no voy a juzgar, porque si bien no sentí esa tensión, también puede ser que realmente fueran muy justas y no pudieran o por cualquier otro tipo de estrategia que se me escapa, que tampoco tengo toda la información.
Foto Revista Triatlón
Foto Pedro Gª Campoy
Afortunadamente, aunque fuera por los pelos, el esfuerzo da sus frutos y conseguimos llegar a la T2, momento de gran felicidad sabiendo que está hecho, que lo voy a conseguir una vez más…
Foto Revista Triatlón
... aunque esta vez había algo de incertidumbre por saber si mi pie y mi rodilla no me iban a aguar la fiesta, pero siempre confío en que la adrenalina lo compensa todo y, si bien corrí con molestias, pude terminar y a un ritmo más que bueno para mí y más con esas circunstancias, yendo de menos a más y consiguiendo incluso remontar algunos puestos en las últimas vueltas.
Foto Revista Triatlón
No puedo terminar sin decir que recordar los ánimos que recibí durante toda la prueba en muchísimos puntos del circuito hace que se me pongan los pelos de punta (mis compis ecosportianos, Iván, Pakillo, Ximo,... mil gracias, de corazón), en especial los de Sergio e Iria (que ya se va enganchando a este mundillo ;-)) y los del jefe Jaime, que teniendo a su otra pupila liderando con ese megacarrerón, lo que podría haber monopolizado su atención y con toda la razón del mundo, no dejó de estar pendiente de mí en todo momento.
Y con esto finaliza mi 7º Campeonato de España de Triatlón en esta categoría (que si me lo dicen hace diez años pensaría que están de broma) y mi 13ª temporada de triatlón, que lejos de hacer honor a ese número, ha sido absolutamente mágica.
Ahora vamos a por un merecido descanso (que mi pie y mi rodilla a buen seguro agradecen) y luego ya se verá…