El viernes llegamos a Pulpí donde nos recibieron 43ºC al pasar por Murcia y una humedad que apenas nos dejaba respirar… empezamos bien. Viernes por la mañana reconociendo el circuito de bici, el de agua, comida, siestecilla y a ver a los GGEE, que los pobres tuvieron que sufrir retrasos bajo el sol por algún listillo que había cortado las cuerdas de las boyas, algo de desorganización que en una prueba de más de 1000 participantes puede desembocar en más que un caos y un circuito demasiado estrecho para los pedazo de pelotones que se formaron (suerte que no pasó nada grave). La verdad es que pomponear siempre cansa, y más con el calorazo, pero merece la pena, y más con el pedazo de carrerón que se marcó Sergio, terminando el 14º de su grupo de edad (que partía con 180 participantes)… ¡¡impresionante!!. Reunión técnica con Ainhoa Murúa y Eneko Llanos al lado (estas cosas me siguen impresionando y emocionando :-)), cenita y a intentar dormir (aunque no lo conseguí mucho).
El domingo por la mañana, tras dejar todo colocado con las prisas de rigor y calentar un poquito, llegó el gran momento. Tras las presentaciones de las triatletas (otro momento que me sigue poniendo la piel de gallina) nos colocamos y ¡¡mooooc!!!, empieza la fiesta.
Entre golpes y tragos de agua voy buscando mi sitio, que encuentro tras pasar la primera boya. No sé cómo iré, pero empiezo a entrar en mi “túnel de ritmo” en el que vas forzada pero a gusto, en el que ya empiezas a fluir, así que veo al grupo de adelante muy cerquita y decido que voy a ir a por ellas. Casi casi las tengo pero llega el final de la primera vuelta y eso de tener que ponerme en vertical y correr por la playa me machaca y, una vez inicio la 2ª vuelta, voy incomodísima, con la respiración muy forzada y me cuesta mucho avanzar.
Para colmo, el oleaje es cada vez mayor, así que toca luchar en vez de nadar. Por suerte, poco a poco me voy recuperando y vuelvo a coger ritmito, así que recortamos un poco más al grupo anterior y salgo del agua relativamente bien colocada dentro de mi grupo. Aunque en ese momento no lo sabía, la cabeza de carrera (que es Murúa, ahí es ná) solo me ha sacado poco más de 2 minutos y medio y el grupo perseguidor unos 2 minutos, ¡¡¡genial!!!!.
Como la T1 es larga y siempre pierdo mucho en esas transiciones, salgo escopetada, corriendo a muerte, haciendo una muy buena transición y me veo más o menos en el gran grupo, pero para terminar de enganchar tengo que apretar, mucho, muchísimo.
Voy de pie prácticamente esprintando durante más de 1km, pero ya las engancho, me cierro los velcros de las zapas, vuelto a apretar para reenganchar, porque van rapidísimo y, en ese momento, viene la cuesta, me pongo de pie y, de repente, pego una explosión que se debió de oir hasta en Madrid. Noto como si los cuádriceps se me rompieran en mil pedazos y no soy capaz ni de dar media pedalada. Apenas puedo moverme y, en los 300m aproximadamente que hay entre la cuesta y el punto de giro, me sacan unos 100m.
Giro y ni siquiera en la baja puedo pedalear. El dolor es horrible y me vengo abajo. Ese era mi grupo… y se aleja, cada vez más y más. Sollozo y pienso en abandonar, en retirarme cuando llegue a la glorieta de giro. Cada vez lo tengo más claro, porque tengo las piernas hinchadísimas y no parece que mejore y solo llevo 1 vuelta de 8 y para colmo voy sola, pero al otro lado del circuito veo que tengo mucha gente por detrás y decido intentarlo al menos otra vuelta más, a ver qué pasa. Me cuesta horrores, pero veo que voy enganchando gente, y me escapo en la cuesta, engancho a otra gente, que vuelvo a dejar en la cuesta y así, parece que poco a poco me voy recuperando, hasta que me pilla Helena Herrero y creo que con ella iré bien, así que cambio negatividad por positividad y vuelvo a reengancharme a la carrera.
Así vamos a relevos las dos hasta que nos engancha el grupo de Mabel, Bea, Alba y Montse, que se que son buenas ciclistas, así que parece que va mejorando la cosa. Eso sí, a Ainhoa la veo cada vez más cerca, acoplada, concentrada y apretando los dientes, sacando cada vez más tiempo al grupo perseguidor y doblando a más y más triatletas. Empiezo a temer seriamente por nosotras. Está demasiado cerca y aún nos quedan 2 vueltas para la 7ª, la de salvación. Somos un buen grupo, pero no conseguimos ponernos de acuerdo con los relevos, aunque aún con eso vamos avanzando en la carrera, pillando a gente y recortando con los grupos delanteros. Pero Ainhoa está cerca, muy cerca… tanto que Sergio dice que él daba por hecho que nos pillaba (al inicio de la 7ª vuelta estaba a apenas 40”).
Última vuelta, último esfuerzo, apretamos los dientes, tanto que perdemos a algunas unidades por el camino y sí, ahí está, el giro de inicio de la 8ª vuelta, ¡¡¡lo logramos!!!! (por los pelillos, que apenas llegaríamos con 300m de margen).
T2 y a correr pero, sinceramente, eso ya no me importa. El estar al límite, con esa tensión, durante tanto tiempo, te machaca física y psicológicamente. Además he pasado muchísimo calor en la bici y más que pasaría corriendo (casi costaba respirar con ese calorazo), así que no estaba el cuerpo para muchas “jotas”.
Solo pienso en terminar, así que me limito a avanzar. Según pasan los kms, afortunadamente, me voy encontrando mejor, y al final acabo lo mejor que podía acabar en esas circunstancias, en un 21º puesto que me sabe a gloria por todo lo que ha costado, por lo dificilísimo que estaba este año con esas 8 vueltas y una Ainhoa, son el nivel que tiene, dándolo todo encima de la bici, por cómo me he sabido reponer de uno de los peores momentos que he pasado en competición y salir adelante… por todo eso, no puedo más que estar feliz, orgullosa y más enamorada aún si cabe de este precioso deporte que tanto aporta a nuestras vidas, que tanto nos enseña y con el que he aprendido que, si luchas por tus sueños, si eres disciplinado y constante, si tienes claro lo que quieres y vas a por ello con toda tu energía, puedes conseguir casi cualquier cosa que te propongas.