
El ciclismo es sin duda el “agujero negro monetario” de los triatletas. Es decir, siempre puedes gastar más y más en tu bicicleta y accesorios. Todo es customizable, todo es susceptible de mejora. Desde el cuadro hasta el último tornillo del acople o las mismas zapatillas, siempre puedes encontrar algo más nuevo, más bonito, más avanzado. A muchos nos hacen gracia esos tuneros, con su coche iluminado con neón azul y sus antiestéticos alerones. Pero, ¿somos nosotros diferentes?. Creo que no… podemos tener más o menos estilo al “tunear” nuestra bici, pero la esencia es la misma. Eso sí, podemos escudarnos en que así nos cansaremos menos cuando la montemos, pero todos sabemos que a veces esto no es tan claro (aunque también es verdad que ver que montamos una preciosa flaquita puede ayudar a pedalear con mayor alegría, claro está).
Creo que el ciclismo es la disciplina en la que puedes sacar un mayor partido por pura “fuerza bruta”. Cada vez se da más importancia a la técnica de pedaleo, la cadencia, los vatios aplicados,… pero todos conocemos a uno o varios “animalucos” sobre ruedas que a base de hacer kilómetros y kilómetros sin control alguno, puerto arriba, puerto abajo, con el 53 - 19 a lo salvaje. No creo que este sea el camino en absoluto, pero en el ciclismo se ven bastantes especimenes de este tipo, cosa bastante más difícil de encontrar en natación o carrera a pie.
Otra cosa a destacar es qué ocurre con las salidas en grupo. Siempre estaremos los débiles, que vamos penando intentando no perder el rebufo sin poder apenas respirar en cuanto la cosa se tensa un poco. Los más fuertes, que muchas veces no saben si ir al ritmo de los débiles, hacer reagrupamientos en cada pueblo o si es mejor estar volviendo a rescatar a los rezagados en cada tramo. Es complicado esto ya que aquí, si te quedas descolgado, la distancia a la que puedes quedarte del grupo es bastante importante, con el riesgo que conlleva que alguien se quede sólo en alguna carretera perdida.
El ciclismo, a su vez, es una disciplina claramente discriminatoria. Las diferencias entre un ciclista que vive en un pueblo rodeado de carreteras secundarias sin apenas tráfico y uno que vive en una gran ciudad rodeada de autopistas que tiene que viajar en coche por 50km para poder pedalear tranquilo son bastante notables.
Un efecto curioso en el ciclismo es la metamorfosis que sufrimos los que lo practicamos. De repente, cualquier practicante del ciclismo se convierte en un experto meteorólogo. Siempre mirando al cielo en busca de ese claro entre las nubes, sabemos el pronóstico del tiempo para cada fin de semana, con 5 días de antelación por lo menos, multiplicando esa cifra si se trata de la Semana Santa o algún puente. Siempre intentando dar esquinazo al rodillo, fiel compañero del invierno y de las tardes-noches en días laborables.
¿Y qué pasa con las competiciones?. La lucha eterna: draft-no draft. Mi opinión ya la sabéis: que haya de todo es lo bueno. Pero, si es sin draft, que se respete. Si no puede haber drafting entre chicas y chicos, que se respete. Y, cuando hay drafting, entran en juego las estrategias: tiras tú, tiro yo, a ver si aquí les descuelgo, ahora pego el tirón, ahora a aguantar el tirón, cuidado con la rotonda,… es un nuevo factor que le da un atractivo y divertido punto diferente a las competiciones.
Mucho más se podría decir del ciclismo, pero creo que ya empiezo a rozar el límite de vuestro aburrimiento…