Primera prueba de la temporada, con todo lo que eso conlleva… la chispa brilla por su ausencia, desacostumbrada a sufrir, sensación continua de que se te está olvidando algo y dudas, sobretodo dudas, ya que las competiciones son las que te ponen en tu sitio, entrenes como entrenes.
Todo colocadito en boxes, calentamiento no muy largo, línea de salida y bocinazo. En los duatlones se sufre, mucho, y hay que salir a tope desde el principio… y al pie de la letra me lo tomé, intentando no perder demasiado de vista al grupo de cabeza. Sufro, resoplo, sufro más y, en la 2ª vuelta, peto. Me pega una flojera importante, como cuando me dan hipoglucemias que, en entrenamiento, me obligan a parar y volver a casa. Pero no, esto es una competición… bajemos el ritmo a ver si se pasa… Parece que no soy la única que peta y me encuentro a algunas descolgadas, pero voy sufriendo de lo lindo .

Por fin llegamos a boxes y, tras una transición lamentable en la que recorro más metros de los que debo y, una vez en la bici, no soy capaz de meter el pie en la zapatilla izquierda hasta por lo menos el primer kilómetro, empieza lo bueno. Al principio me cuesta coger el ritmo porque debía de llevar las pulsaciones por las nubes después de la carrera a pie (suerte que voy en un grupillo majo), pero poco a poco me voy adaptando, hasta que tras la primera vuelta, tengo el punto totalmente cogido y empiezo a tirar.

El circuito de bici es un auténtico peligro: giros bruscos, badenes, agujeros en la calzada (algunos señalizados y otros no tanto), estrechamientos, gravilla en las curvas y, lo peor de todo, grupos gigantes de chicos como locomotoras adelantándonos por todos sitios. Comprendo que no debe ser fácil organizar una prueba así, pero creo que cuadrar los horarios para que no nos juntemos chicos y chicas/cadetes en el circuito de bici debería ser fundamental. De hecho, hubo varias caídas… entre ellas, la caída de dos chicas de mi grupo de bici en plena rotonda (espero que se encuentren bien). Mucho miedo y mucha tensión.
Creo que recupero bastante en la bici… desde luego el esfuerzo ha sido grande por los cambios de ritmo y la tensión del circuito, que me hace ir más agarrotada que de costumbre. Pero ya ha terminado y toca correr… “sólo es un poquito”, me repito a mí misma, pero hay que ver cómo cuesta… falta de costumbre supongo. Poco a poco, tras unos cuantos pasitos cortos de adaptación, puedo empezar a correr… pero estoy fundida y me cuesta horrores apretar. Sé que llevo a dos chicas detrás, así que no hay que relajarse. Dado que mi velocidad punta deja bastante que desear, intento subir el ritmo un poquillo a falta de unos 500m para la meta y parece que algo me adelanto. Pero, en la recta final, una de las chicas que venía detrás me esprinta y yo, hecha polvo, aunque lo intento, no puedo alcanzarla, así que es justa vencedora.
Creo que entro 7ª u 8ª, lo cual no está nada nada mal, dado mi nivel, que no es gran cosa, y lo poquito que me gustan los duatlones (tan poco que no haré otro hasta la temporada que viene…).
En resumen, buen sabor de boca y moral bien alta de cara a los triatlones que ya están a la vuelta de la esquina.