100 días son los que nos
quedan para la gran cita del año, el Ironman de Kalmar.
Según lo miremos, podría
ser poco o podría ser mucho. Es poco porque 3 meses se pasan volando, y más
cuando empieza el buen tiempo que no paras en casa. Y es mucho porque pienso en
el entrenamiento que queda, que supuestamente empezamos ya con el entrenamiento
más específico y también más duro, pero este año me da la sensación de que
llevamos ya muchos entrenos específicos y muchas semanas de entreno claves
realizadas.
Es difícil comparar con
el año pasado, porque esta temporada consta de muchas más semanas, ya que hemos
empezado a entrenar 1 mes y medio antes y el IM es 1 mes después, así que
tenemos unas 10 semanas más de entrenamiento, que no es poco, pero más o menos
he podido ver que a estas alturas llevamos más natación (aunque Sergio dice que
hemos tenido menos entrenos horribles, pero yo creo que eso es porque está
nadando mejor), más bici y, al menos en mi caso, muchísima más carrera a pie, que
el año pasado a estas alturas no podía ni dar media zancada con la lesión de la
cintilla (de hecho, empecé a poder correr en la semana -10 y ahora estamos en
la -16).
Además, hemos tenido 3
semanas “de impacto” con volúmenes de entreno rondando las 18
horas en forma de “training camp”, el primero en febrero en
Playitas, el siguiente en marzo en las TTS de Benidorm y el último este puente
de mayo en nuestro paraíso castellonense.
Todo esto genera un buena
confianza para afrontar los últimos meses y las competiciones intermedias (que
van desde la Liga de Clubes, en la que lucharemos como buenas guerreras por
subir a 1ª división de nuevo, a las de media distancia de Zarautz o el ICAN
Valladolid, en las que espero quitarme la espinita de Valencia LD, que será
fácil porque ya no estamos tan verdes ni de lejos).
Así, afrontamos esta
última centena con energía, positivismo y con la cabeza fuerte para afrontar el
dolor de piernas que nos espera… ¡a por ello!!!.