miércoles, 2 de noviembre de 2016

Crónica IM Kona 2016: Cap.2 - el gran día


El gran día

En pie a las 4 (que hablar de despertarme después de la nochecita en vela que me pasé sería mucho decir), desayuno, coge trastos y al Pier!. Pues cuando estamos a mitad de camino… ¡ay mi madre!!, ¡que me dejo las zapas de bici en el apartamento!!. Estaban dentro de la mochila al haber decidido en el check-in que las dejaría en los pedales en vez de en la bolsa, y tenía que llevarlas. Puffff…. Imaginad. Corre que te corre, con lo que soy yo, que me gusta llegar con muchíiiisima antelación a los boxes y lo lento que es todo allí entre que te ponen las calcomanías con el número, las bolsas, el pesaje que te hacen, que llegas a tu bici,…. Ufff. Un estrés. Lo único bueno es que con tanto agobio no me puse ni nerviosa por la competición.

La natación

Este año había 4 salidas: 6:25 PRO-M, 6:30 PRO-F, 6:55 AG-M y a las 7:10 las AG femeninas. Aquí hay una lección aprendida, y es que me metí en el agua según salieron los chicos para ir a coger sitio en el lateral derecho de la línea de salida, ya que supuestamente era más favorable la corriente, pero estar más de 10’ flotando en el agua en vertical moviendo las piernas cansa y encima te quedas pasmado. No creo que haya problema en meterse un poco más tarde y poder desplazarte a un buen sitio de salida (total, te van a pegar patadas igual…).

La esencia de Hawai. Me flipa esta foto.
Dan la salida y me llueven golpes por todos lados. Normalmente la batalla campal se acaba en unos 200-300 metros, pero aquí no… aquí de las 700 hay muuuchas que nadan a mi ritmo, así que me van apaleando casi hasta girar en el barco. Lo bueno es que como vas viendo pececillos de colores por debajo mientras nadas, compensas un poco el tormento. Total, que visto el panorama, pues me engancho a unos pies que me llevan cómoda y ahí me quedo. Cuando levanto la vista veo que parece que somos el primer grupo grande, así que ni tan mal.

Eso sí, cuando nos empezamos a chocar de bruces contra los chicos que comenzamos a adelantar con una diferencia de velocidad bastante importante, deja de ser agradable y cómodo, pero bueno, al menos no son demasiados… 

Salgo del agua en 1h01’ sin haber gastado mucho esfuerzo. A por la bici!



La bici

Desde que tengo mi flamante Powertap (hace ya 6 años), seguir una estrategia en bici resulta bastante sencillo. Jaime me había dado rangos de vatios diferenciados por tramos y más o menos coincidía con mi idea de tratar de llegar a Hawi con 150w, aprovechando que a esa hora todavía no pegaría mucho calor y picaba para arriba, y tratar de que la media final no bajara de 144w, que es mi media habitual de Ironman, compensando la ganancia de rendimiento de este año con el recorte de vatios que hay que meter cuando hace calor. 


¡Qué no falte la crema!
 
Pues puedo decir que lo clavé. 152w en Hawi y 145w poco antes de Palani. ¿Por qué digo esto?, porque cuando ya pasé en cruce del Energy Lab con la Queen K no pude más que dejar de pedalear para disfrutar en vivo y en directo de la carrera a pie de los Pro. Uno no puede pasar por allí y no pararse a ver ese espectáculo. Frodo, Kienle, Tim O’Donnel, Daniela Ryf, Anja Beranek,…

De todas formas, aunque cumplí el plan, no puedo decir que no fuera duro. Cuando soplaba el viento de frente (especialmente en la zona de Waikoloa) costaba muchísimo mover la bici, y cuando pegaba lateral, me costaba un imperio acoplarme por miedo a los bandazos. 



Se ha hablado mucho del drafting, pero ahí yo no puedo decir demasiado, ya que al tener la salida separada las chicas y ser bastantes menos que los chicos, no había mucha densidad. Sí que en un momento me pasaron 5 chicas en un claro grupo y en el siguiente penalty box ahí estaban.


Eso sí, tenía tanto miedo de que me lloviera una tarjeta sin comerlo ni beberlo, que por lo que me habían comentado era bastante común, que a falta de 12 metros igual dejaba 20m, y casi me centraba más en evitar a la gente que en hacer mi propia carrera, lo cual seguro que no me vino muy bien, amén de que “el drafting legal” (ir a esos 12 metros) siempre ayuda. Pero bueno, no me arrepiento para nada de la decisión, a pesar de la sobredosis de comer viento que me pegué.


Al final se hace bastante duro el segmento, entre el calorazo que se nota en el tramo de vuelta (que yo creo que se magnifica por el calor del sol en los campos de lava), el viento y el aguantar que te pasen constantemente quitándote las pegatinas (cómo anda la gente, madre mía). Pero ya ha terminado, tras 6 horitas justas pedaleando.


El maratón

Me bajo de la bici y en seguida soy consciente del globo que llevo. Me noto una temperatura corporal muy alta y siento que me va a estallar la cabeza. En ese momento ni lo pienso, pero puede ser que tuviera algunas decimillas y por eso me recalentara de más. No sé. El caso es que cuando la voluntaria de T2 me echó una toalla mojada en agua fría por los hombros, casi pude ver que salía humo. Me tomo mi tiempo para bajar la temperatura, hago un pis y a por ello.

En ese momento veo que salgo junto a Lucía, la animo y ya sabía que se perdería en la lejanía (vaya carrerón se marcó!). Salgo en lo que yo pienso que es tranquila (que no miro nunca el Garmin, pero viendo el archivo después no fue así del todo….) pero sigo notando mucho calor en la cabeza.


No era ni la milla 2 y yo ya sólo quería sentarme en el arcén y echarme a llorar. Pensaba en que me faltaban 40 kilómetros y, por primera vez en un IM, empecé a dudar de si podría acabarlo. Es ahí donde hay que tirar de coco y pensar que esto es el Ironman, que ahora te puedes sentir hecho una piltrafa y 20’ después ir como un tiro. Eso lo sé y es así. Así que a bajar el ritmo, al tran tran y a tirar de paciencia. Y, ante todo, nunca parar… correr aunque sea a ritmo de trote, pero si te paras o caminas, te llueven los minutos sin darte cuenta.

Me mojo en todos los avituallamientos intentando no mojarme los pies… hasta que una mujer que se vino arriba me encharcó entera con una manguera. En ese momento daba gustito, pero ya sabía yo lo que pasaría tras dos kilómetros de “chof chof”: ampollas al canto y no era ni el kilómetro 8. Pero bueno, solo es dolor, se aguanta y tampoco fue el mayor de mis problemas.

De hecho me iba encontrando cada vez mejor (menos mal), especialmente después de otro pipi-stop, y fui poco a poco aumentando el ritmo hasta Palani que, milagrosamente, pude subir corriendo, que no es poco. Al principio de la Queen K también me encontré muy bien, coincidiendo además con que se empezó a nublar un poco y al menos se podía respirar. Un poco más adelante me crucé con Jaime y chocamos nuestras manos, en un momento de gran emoción que recordaré siempre… somos un equipo.


Subiendo Palani trotando que no es poco

Hay avituallamientos cada milla y ahí viene lo que creo yo que es la clave de muchos males de tripa en Kona: que bebemos de más y nos encharcamos. Es verdad que la línea entre deshidratarse y encharcarse la tripa es muy fina, pero creo que hay que controlar la ingesta. Yo estuve bebiendo muchísimo más de lo que bebo habitualmente (que viene siendo lo que caiga en la boca bebiendo mientras corro), y en un momento fui consciente de que estaba generando una pecera estomacal. Afortunadamente lo pillé a tiempo y, bajando un poco el ritmo y bebiendo 1 vaso en vez de 2 e incluso menos, pude controlarlo antes de que fuera demasiado tarde.

Y así iba, a altibajos. En casi ningún momento me encontré “súper” como así ha sido en mis dos últimos Ironman, pero tampoco tuve que llegar a pararme ni caminar. Y allí hay mucha gente caminando, vomitando, haciendo eses, tirada en la cuneta de la Queen K,… impresiona muchísimo ver a esa gente tan fina, tan fuerte y tan preparada penando tanto. Kona is different.

Por desgracia no iba a poder “descansar” hasta la línea de meta, y tras hacer no muy mal el tramo del Energy Lab y el inicio de los ya últimos 10kms por la Queen K de vuelta a Kailua, antes de llegar a un avituallamiento, pego un chupito a mi botella de geles del Fuelbelt y cuando voy a coger agua para pasarlo, resulta que no tienen!! Que se les ha acabado!!!. “Ice, Gatorade, Cola… no water, sorry, ¡¡¿¿cómo que no water??!!. Tiro para adelante pensando que en 1 milla tendré otro avituallamiento, pero no llego… me da la vuelta al estómago y así terminaría los 5 últimos kilómetros, penando, con el estómago en la boca, y tirando de coco como pocas veces he hecho. Después, viendo las clasificaciones, vi que con lo que yo consideraba un churro de maratón (aunque luego el tiempo, 3h49’, no lo parece tanto), adelanté casi 250 puestos de la clasificación general, casi 50 chicas. Aquello es duro para todos.


Pero ahí está. La meta que llevo 12 años viendo en el ordenador a las tantas de la madrugada. El lacito de este regalo que está siendo el vivir esta experiencia. Y la cruzo tras 11h01’ de lucha en una explosión de emociones entre el llanto, la alegría, la risa... Una imagen vale más que mil palabras.







Y es en esa explosión en la que todo te viene de golpe a la cabeza. Esos "tú no podrás", "no entrenas lo suficiente", "has empezado muy tarde", "no eres lo suficientemente buena", pero también los "leerte me motiva para luchar por mis objetivos", "si tú puedes, ¿por qué no iba a poder yo?", sonrío recordando la foto de ánimo que me han mandado mis compañeros de trabajo.

Me acuerdo de todos los peldaños que hemos subido, pasito a pasito, de los muros que hemos derribado y también contra los que me he dado de bruces, saliendo endurecida, con alguna lección aprendida.

De lo duro que es a veces el día a día este loco que tenemos, pero lo bien que me lo paso, lo reforzada que sale mi autoestima, el chute de empoderamiento diario y el buen ejemplo que seguro que ya está captando mi pequeña Iria y que espero que le ayude a no rendirse, a luchar por aquello en lo que cree, a confiar en la fortaleza que tenemos las personas y que mucha gente no se atreve ni a explorar.

Orgullosa de mí. Orgullosa de mi familia. Orgullosa de lo que hemos construido y lo que seguimos construyendo.

jueves, 27 de octubre de 2016

Crónica IM Kona 2016: Cap.1 - La previa

Bueno, 2 semanas han pasado desde que volvimos de vivir ese sueño que ha sido estar en Kona, 2 semanas para digerir lo vivido, ordenar pensamientos y valorar aún más lo que allí pasó. No sé si es mejor escribir las crónicas en frío o en caliente, pero el caso es que no he podido hacerlo antes y no quiero dejar de hacerlo, que luego me sirve a mí para no olvidarme de las lecciones aprendidas y rememorar instantes, pensamientos y emociones y seguro que también le es útil a alguien más que se plantee llegar o incluso ya esté a punto de hacer su sueño realidad.
 

Eso sí, para no mataros de aburrimiento, lo haré en varias partes.
 
El camino
 
No se puede negar que ha sido un año difícil. 1 Ironman en una familia con una niña pequeña ya es complicado. Imaginad 3: Sergio con su Texas y Zurich y yo con Kona. El puzzle ha sido tremendo, pero gracias a una buena planificación y organización familiar hemos podido al menos sobrevivir, que no ha sido poco.
 
Viendo el percal, al principio de temporada Jaime planteó una periodización inversa: una primera parte de la temporada centrándonos en un trabajo de poco volumen (porque fundamentalmente teníamos pocas horas) y alta intensidad (similar a lo que puede hacerse preparando una temporada de corta distancia en periodo competitivo) y una segunda parte enfocada a los ritmos de medio e IM y con un volumen acorde.


Estos son los datos del volumen. Quitando las 2 semanas de vacaciones, muy "doable", que dicen los guiris. Eso sí, la gráfica no refleja la intensidad... 
 
Como siempre, trato de cumplir con lo planificado en la medida de lo posible y, afortunadamente este año los virus de guardería han sido mucho más benévolos con nosotros y, como consecuencia, a partir de agosto siento que estoy en el mejor punto de forma de mi vida. Una vez más lo hemos vuelto a hacer. Reconozco que no ha sido fácil, porque estar haciendo series a fuego en la pista o en el rodillo cuando es marzo y estás fuera de forma o, las últimas semanas, en las que ya había volumen pero que “todos los días había fiesta” y había que cumplir en las series, hacer los entrenamientos sola y muchos con calor por la adaptación, es duro. Duro pero gratificante.
 
La previa
 
Con esa sensación de trabajo bien hecho y de tener la capacidad de poder hacer una  buena carrera viajamos a Kona. Algo que creo que fue un acierto fue viajar a Atlanta, de ahí a Seattle y hacer una noche y una mañana en Seattle, donde pude dormir en horizontal y trotar un poco por la mañana para desacartonar las piernas y dar un paseo antes del último vuelo a Kona. Es más largo pero yo creo que llegas mucho menos cansado que haciéndolo todo seguido.


Gracias a que no llegamos muy cansados, pudimos hacer los 3800m de la Hoala Training Swim 12 horas después de aterrizar
 
Creo que no puedo describir con palabras lo que se vive allí la semana previa al Ironman. La ciudad está tomada por los triatletas (que además están todos secos secos… ¡¡madre mía!! ¡¡voy a  aquedar la porras!!), que a todas horas puedes ver nadando en el Pier, corriendo por Alii Drive o pedaleando en la Queen K; no hay una zona de expo, sino que las marcas están distribuidas por todo Alii Drive con sus mejores productos y realizando múltiples actividades, dejándote probar sus productos o haciéndote regalos (en el stand de Felt me revisaron la bici y me cambiaron los frenos gratis! Y encima me regalaron una camiseta y unas pegatinas para la bici!); se respira puro triatlón en un entorno absolutamente maravilloso, en plena naturaleza.




 
Yo iba por allí con los ojos como platos todo el día, como si fuera un niño pequeño en Disney World. Puede que andar todo el día de acá para allá con ese calor y esa humedad te mine un poco las fuerzas, pero si volviera a ir, lo haría exactamente igual. Lo disfruté tanto…. Y acostumbrada a lidiar con el pequeño terremoto que es Iria, aquello era hasta relajado jeje.   

 
Waipio Valley
Waikiki
 
Escapada a la isla de Oahu

En los entrenamientos previos me encontré bastante bien y sentía que me estaba adaptando a ese clima, que no es poco. También pasados unos días empecé a dormir un poco mejor, que los primeros días costó adaptarse a las 12 horas de cambio horario.

Conociendo la Queen K con guía de lujo
El mítico Kona Aquatic Center
¿La undepants run cuenta como entreno? ;-)


 Hasta el ritual del registro y el check-in de material me pareció emocionante.

 
Con el jefe!
El único “pero” es que en la cena de los atletas me empezó a picar la garganta, al día siguiente aún más y la noche previa apenas pude pegar ojo con un dolor de garganta como nunca antes había tenido. Se cumplía el mayor de mis temores: estaba mala el día del Ironman. Pero es en ese momento cuando empiezas a tener que tirar de coco y tratar de darle la vuelta a los pensamientos negativos: “vale, estaba mala. Pero sé que la adrenalina hace milagros. Ibuprofeno y a olvidarse del tema”.
 
Continuará












































viernes, 9 de septiembre de 2016

¡A menos de 1 mes!

Justo ayer estábamos a un mes del gran día. A un mes de cumplir un sueño de muchos años. A un mes de algo que pensé que jamás viviría.
 
 
 
Desde que hace 12 años dejé de fumar y empecé a practicar triatlón tímidamente, la cita hawaiana de octubre ha sido un acontecimiento especial. Recuerdo la primera vez que lo vimos. Esa noche fui a pasarla a casa de Sergio (que por aquel entonces vivíamos cada uno con nuestros padres) y estuvimos haciendo el friki delante del PC chateando en uno de las canales de chat que otros frikis como nosotros creaban (la antesala de las RRSS) para hacer lo propio hasta altas horas de la madrugada, teniendo que madrugar al día siguiente porque Sergio corría el 10k del CSIC. Otros años nos hemos juntado en casa de unos o de otros para verlo y comentarlo, otros años con varios dispositivos funcionando a nuestro alrededor (retransmisión en directo, RRSS, seguimiento GPS, athlete tracker,…) ya desde nuestra propia casa,…
 
Tanto es así que para mí es casi como si viera una película, como un mundo paralelo. Creo que no me haré a la idea de que este año estaré viéndolo y viviéndolo en directo hasta que no estemos allí, en el mismo pier que antes aparecía en la pantalla, esperando el sonido del cañón.
 
Y ahora, estando a menos de un mes, me vienen a la mente algunas reflexiones:
 
-          La primera es que esta temporada que está a punto de terminar ha sido tremendamente dura. Si para cualquier familia preparar un Ironman al año ya es algo tremendamente complejo, imaginad lo que es preparar tres y con una niña menor de 3 años. El nivel de planificación, de cansancio, de no dejar nada a la improvisación, de renunciar a muchas cosas pero a la vez tratar de que nuestra hija no lo note, ha sido brutal. No puedo estar más orgullosa de lo que hemos logrado, independientemente de lo que pase en Kona.



 
-          La ventaja de esto es que, realmente, hasta que Sergio no terminó sus Ironman, yo apenas he pensado en el mío, así que es difícil que llegara a quemarme. Y casi mejor, porque cuando lo pensaba me entraba un agobio enorme de pensar en que lo que estaba entrenando se parecía como un higo a una castaña a un entrenamiento de Ironman en condiciones…

 
-          Pero aún con eso, aunque parezca increíble, estoy de nuevo en el mejor punto de forma de mi vida. Eso dicen los números y las sensaciones. Afortunadamente Jaime ya está curado de espanto conmigo tras 6 años trabajando juntos ;-), y este año lo hemos vuelto a conseguir. La clave creo que ha sido el plantear una periodización inversa sabiendo las pocas horas disponibles que iba a tener hasta final de junio, así que estuvimos entrenando poco tiempo pero bastante duro, y al pasar después al entrenamiento específico, se han notado los frutos.  En otra entrada posterior hablaré de números, pero si se miran de manera aislada, es como para echarse las manos a la cabeza al saber que se trata de alguien que preparar Ironman, pero si vas al detalle destaca sin duda la eficiencia…. Vaya, que todos los días son fiesta jeje. Bueno, eso y que al final son 12 años de entrenamiento planificado y constante, así que si vas subiendo la escalera escaloncito a escaloncito puedes llegar bastante alto.

 
-          Con todo este puzzle imposible, obviamente el 90% de los entrenamientos han sido en solitario. Eso es duro, pero te da un plus. Y más si en realidad es con la compañía del garmin y del powertap, que no me dan un respiro jeje. Hablando en serio, sé que me repito, pero para los que a duras penas llegamos a 250kms de bici a la semana (las semanas buenas!), si no entrenamos por vatios, estamos regalando minutos. Y más si el rodillo forma  parte de nuestra vida (especialmente la invernal).

 
-          Y, por último pero no menos importante, mi objetivo en Kona. Es difícil ponerse un objetivo cuando que alguien como yo pueda estar allí ya es “lo más de lo más”, pero tengo uno… y no es otro que poder cruzar la meta así:

 
 
Y diréis, ¡pues qué fácil!. Bueno, en realidad esto implica varias cosas. Implica que llego con fuerzas, con energía, que me he sentido todo lo competitiva que me puedo sentir estando rodeada de las mejores del Mundo, que ha salido ni más ni menos que lo que hemos entrenado, que he respetado a la isla y la isla me ha respetado a mí, que guardaré en mi memoria un bello recuerdo de lo que será el vivir un sueño.
 
No sé si es mucho pedir, pero es lo que me mueve en este día a día loco que llevamos… en menos de un mes tendremos la respuesta!.
 

Es un honor estar acompañada en este camino de 226ERS, Tamalpais - Powertap, ALGfisio y Airbus Defence & Space Tres Cantos
 

jueves, 23 de junio de 2016

Short Santander Triathlon Series Villa de Madrid

Nueva competi y nueva crónica, esta vez del Short del Villa de Madrid Santander Triathlon Series en la Casa de Campo. Es un “olímpico” sin drafting. En realidad 950m-40km-10km, ya que se aprovechan los circuitos del “Half” de ese mismo día. Los motivos para correrlo, como todo este año, han sido fundamentalmente logísticos (puedo ir y competir como si fuera cualquier entrenamiento, contando esa mañana con los abuelos, pero comiendo ya todos juntos en casa) y además tenía buenos recuerdos, ya que hace 2 años, cuando Iria tenía 9 meses, también corrí y lo gané, lo que para mí fue una sorpresa y una alegría.



Pero hasta la noche antes tuve mis dudas. El Oceanlava de Aranjuez me dejó muy tocada, imagino que por ir muy justa de entrenamiento y porque, al acabar muy mal del estómago, apenas pude comer después, y eso ralentiza mucho la recuperación, así que durante la semana siguiente estuve como alma en pena, sin fuerzas ni energías. Además, cada vez que salía a correr acababa volviendo andando a casa, con las piernas como de hormigón. Tras el masaje del jueves ya me encontraba algo mejor, pero las dudas estaban ahí.

Además la organización publicó los listados de salidas en tandas cada 2’ con una configuración a la que no encontraba ni pies ni cabeza, con las chicas dispersas por los distintos grupos, así que no veía el factor competitivo nada claro, pero como ya tenía toda la logística preparada, pues decidí ir y que me sirviera al menos como un entrenamiento de transiciones de calidad. Así que esa era la mentalidad.

Ya en la Casa de Campo y tras pensármelo mucho, me meto al agua a calentar y, desde que salgo hasta que dan la salida, me quedo pajarito. ¡Qué frío!. Ya nos toca a la primera tanta… suerte que me ha tocado en esa y no tengo que sufrir otra gymkana natatoria. Dan la salida y, como siempre, la gente sale a tope!!. Yo soy un desastre para eso, así que luego me toca ir remontando, pero me encuentro bien y voy avanzando por el lateral hasta que encuentro mi sitio, en lo que era el primer grupo después de un José Alix que iba escapado.



Salgo del agua bien situada (luego ya vi que hice el tiempo más rápido de todas las chicas) y a la bici!. El circuito son 2 vueltas de 20km con un tramo por la Casa de Campo que incluye la subida a Garabitas y uno exterior por la carretera de Castilla. Lo que en la natación era una ventaja, el salir en el primer grupo, en la bici se convierte en desventaja, ya que voy prácticamente sola, sin referencias y chupándome viento de pleno, así que decido que voy a picarme con el Joule para intentar que el IF no baje de 0.9, que creo que sería un gran registro para esta distancia. Así que en eso me centro.

Por la carretera de Castilla se rueda bien, aunque con algún sustillo con el viento, pero lo de la Casa de Campo es lamentable. El asfalto está que da pena, hay tierra en las curvas y domingueros montando en bici en mitad del circuito sin ninguna consideración. Por suerte los cruces estaban bien controlados por la organización, pero aún así controlar al 100% la Casa de Campo es imposible. No sé ni el tiempo que estaré perdiendo con mi canguelismo clavando frenos por ahí, pero no me juego el tener una caída, que eso complicaría el camino al verdadero objetivo, así que más vale extremar la precaución, con lo cual yo sigo ahí centrada en mi 0,9IF y el resto no me importa.

En el bidón, 226ERS ISOTONIC de limón. Con eso y un gel en la carrera a pie, para poco más de 2 horas es suficiente

Por otro lado, aunque ya os digo que yo no lo viví por el punto de la carrera en el que estaba, pero por detrás parece que hubo un drafting descarado, que si ya lo hay cuando hay jueces, si encima saben que no los hay, pues apaga y vámonos. Con lo tramposa que es la raza humana, no tiene sentido hacer una competición sin drafting y no tener a nadie que lo controle. Quizá este fue el único punto en el que se echó en falta la presencia de oficiales.

Llego a T2 con el objetivo de watios logrado (y 180w medios) y me bajo a correr con miedo a la respuesta de mis piernas después de esas 2 semanas de penurias que llevaba, pero de momento me encuentro bien… y así sigo, a buen ritmo, con buenas piernas y con energía.

Pero en un giro veo que Anna Jördens me viene pisando los talones, habiendo salido 2’ más tarde que yo, y considerando que es una gacela empiezo a pensar que me pilla seguro, pero me propongo luchar todo lo que pueda, porque además más atrás no sé quién pudiera venir (es imposible controlar la carrera con esto de las tandas, así que hay que limitarse a ir a todo lo que se pueda hasta el último metro), ya que hay chicas “peligrosas”… mi compi ecosportiana Conchi, Enara, Yolanda,… miedito me dan!. Así que a apretar los dientes y a sufrir!.

 Foto: Raúl Yenes

Y con buenas sensaciones de principio a fin, ya cruzo la meta en primera posición y, poco más tarde se confirma que con el mejor registro (con el 2º parcial de carrera a pie, tras el de Anna), así que 2 años después vuelvo a ganar y a compartir ese pódium con mi pequeña, que lo hace muy muy especial!. Aprovecho para felicitar a Anna y a Conchi por sus carrerones, que son duras duras!



Y con esto cerramos el ciclo de entrenamiento enfocado más en la intensidad que en el volumen, como parte de la periodización inversa, y, tras una semana un poco regenerativa, empezamos ya con el entrenamiento específico de Ironman, que nos quedan 16 semanitas y se huelen ya los hibiscos :-)