Los que me conocéis
desde hace años sabéis lo especial que es el Triatlón de Pálmaces para
mí. Allí probé por primera vez lo que era eso de la media distancia en
mi primer año triatlético, allá por 2005, y creo que si escuchas en el
silencio de la noche aún se puede oir el eco de mi petada jeje (4 horitas y media que tardé, ufff).
Con mi Razesa de acero en Pálmaces 2005
Después
de esa ha habido creo que 5 participaciones más con la de
este año (y unas cuantas petadas, que mira si me tiene que gustar este
triatlón para volver y volver con lo mal que lo he pasado a veces), ya
que procuro estar siempre que me es posible (que a veces por temas de
calendario Ironmánico o compromisos con el club no ha sido posible). La
última vez, el año pasado pomponeando Sergio con mi bombo de casi 8
meses. Compitiendo creo que no he podido estar desde 2010, así que todo
eran ganas a la vez que dudas… ¿petaría esta vez?.
La
lista de salida daba miedo. Éramos poquitas, pero mucha calidad ahí:
Mabel Gallardo, Natalia Raña, Patricia Bueno, Yolanda Santos, Ruth
Varona, Pilar Sebastián, Leonor Font, Marta Ferrer,… telita.
Así de
primeras me pongo como objetivo un top5 aún pensando que iba a ser
complicado, pero hay que lucharlo. Aún me cuesta saber cómo estoy y los
entrenamientos, aunque ya he empezado a trabajar bajo la tutela de
Jaime, no han sido muy sólidos (que la semana anterior entrené 12 horas,
que está muy pero que muy bien, pero la anterior a esa poco más de 5… y
así andamos, pero es lo que hay ahora), aunque las sensaciones están
siendo mejores de lo que cabría esperar, pero aún no controlo mucho este
nuevo cuerpo mío.
Llega
la hora de la salida, que este año por primera vez se hace separando
sexos (las chicas salimos 5’ después), lo que no me gusta nada de nada,
que yo disfrutaba mucho de una salida conjunta en la que podía ir en
grupo para variar. Desde los primeros metros echo el lazo a Patri y las
paso canutas para seguirla (yo y mi velocidad punta), pero una vez
pasados los primeros 300-400m ya me amoldo al ritmo y empiezo a ir muy a
gusto. Veo que vamos un grupo de 4 e intuyo que las otras dos serían
Mabel y Natalia (como así fue). Si no fuera porque a partir de la
primera boya nos fuimos adentrando en un mar de nadadores cada vez más
espeso y lo de ir sorteando cabezas es un rollo, diría que disfruté
mucho de la natación.
Salida del primer grupo del agua. En la foto falta Patricia Bueno que nos guió perfectísimamente!
Transición
(leeeenta) y a la bici. La subida desde el pantano a la carretera a
Atienza siempre se hace dura y lo mismo me paso un poquito de rosca, que
llego al cruce con unos 190-195w (FTP), pero en ese momento iba bien.
Pero luego… ay, qué dolor de piernas!!!. Hasta el giro en Atienza no
empecé a encontrarme un poco suelta, pero bueno, ahí iba, manteniéndome
en la tercera posición a no mucho de Natalia, y a Mabel ni olerla, vaya,
pero no parecía que viniera nadie por detrás que hiciera peligrar esa
posición al menos hasta la T2. Pero vaya calorazo, ufff (el Joule me
registró temperaturas de entre 34ºC y 37ºC) aunque afortunadamente el
viento no fue excesivo para lo que puede hacer allí.
Me
bajo de la bici tras 1h49’ a 158w medios (menos del 80%FTP, así que aún
puedo rascar algo ahí... bastante buen tiempo hice para esa patata de watios)
y al principio voy con unas patas de palo
tremendas, que hace que me preocupe un poco y empiece a temer por una
nueva petada palmaciana, pero al rato empiezo a coger ritmillo y ya me
encuentro más cómoda.
Por delante está todo el pescado vendido ;-), que
Mabel está a años luz y Natalia no está excesivamente lejos pero corre
más que yo de aquí a Lima, aunque en Pálmaces nunca hay que descartar
nada, así que aunque por detrás vienen muy lejos (creo que se bajaron a
correr a unos 9’), decido que no me voy a dormir en los laureles, pero
con precaución porque como me eche a andar se me pueden echar encima sin
enterarme.
Y
así, sube al pueblo, baja a la presa, pasaron los casi 13km más rápido
de lo que pensaba (aunque tengo que decir que los últimos 3kms se me
atragantaron bastante) para cruzar esa meta tan especial en tercera
posición tras 3h23’ de competición con una sonrisa que no me cabía en la
cara :-).
La única pena fue no tener allí a mi nenita, pero con el calor que
hacía decidimos no hacerle pasar por ese trance a la pobre, pero sí que
estaba Sergio, y eso siempre da un puntito de motivación extra.
Así
que un año más me subo a esas escaleras tan especiales, pero por
primera vez en el escalón más alto, y es que esto de ser mami se ve que
te da fuerzas, no sé si físicas, mentales o ambas cosas, que te mueven a
seguir derribando muros, a luchar contra lo establecido, a no dar nada
por sentado.
Junto a dos auténticas máquinas triatléticas... un honor
Y
para no perder el ritmo alcarreño, siguiente parada: Triatlón MD
Guadalajara (30 de agosto). Por aquello de aprovechar los entrenos de
las vacaciones, que siempre es más fácil, y por conocer este triatlón al
que ya he ido varias veces a pomponear y que ya le tenía ganas, que
también tiene un punto muy especial.
Fotos "robadas" de los Facebook de Felipe Gutiérrez, Carlos Triatlón, Velocirraptormp, César González López, Javier Ballesteros y las oficiales de Triatlón Pálmaces