Arrancamos esta nueva
temporada, la decimotercera ya, y, como viene siendo habitual estos
últimos años, más verde que un melón (que poco se le puede pedir al
cuerpo si lo entrenas menos de 10 horas semanales,
pero es lo que hay), pero eso importa poco cuando alguien como Ximo,
que es un pilar de nuestro deporte, tiene el detallazo de invitar a los
hawaiianos a lo que será el primer Triatlón de Orihuela Miguel
Hernández, que sustituye al triste e injustamente desaparecido
Triatlón de Elche Arenales.
Sergio se animó con el
113 y yo, en un momento de lucidez, me apunté a lo que llaman Olímpico
+, que más bien sería +++, con distancias 1,9-60-10. En cualquier caso,
el volver a estar juntos en una competición
importante después de mucho tiempo sin hacerlo ya es un regalo. De la
logística que conllevó el hacerlo posible mejor no hablo, que me cargo
el romanticismo ;-).
Cuando llegamos el
viernes, había un temporal de viento y mala mar que daba miedo. El
sábado bajó un poco pero, cuando fuimos a inspeccionar el circuito de
bici, el viento nos tiraba y el personal de salvamento
decía que con esa mar se tendría que suspender la natación. Pero como
siempre, la gente de A300W tiene a los dioses de su parte y el domingo
se levantó un día estupendo para la práctica del triatlón.
Cuando estoy preparando
la bici me doy cuenta de que ha pasado lo que temía. Por no preparar
bien la rueda delantera, el día anterior tuve que desatascar el obús que
se había quedado pillado con el líquido antipinchazos
y algo había liado que la rueda perdía aire. La tenía en 2 kilos. Tras
evaluar riesgos, decido no cambiarla e hincharla y rezar para que me
aguantara, al menos hasta poder volver al hinchar en el pit-stop del
km32. Pero vamos, lo que siempre digo: en el primer
triatlón te pasan siempre un montón de globeradas, pero hay que
pasarlas para aprender para el siguiente.
Nos llevan en bus al
Cabo Roig (la natación era una travesía en línea) y, tras un poco de
retraso, comienzan las diferentes salidas. Salían primero todos los del
113 en tandas de 3’ y después nosotros, primero
las chicas y luego los chicos.
Foto de Salvador Robles
Bueno, pues ya imaginaréis. Al principio
sola que no sabía ni por dónde me andaba y tenía que ir parando para
orientarme, y cuando ya fui enganchando gente, abriéndome al lateral
para poder ir pasando, con los metros extra que
eso supone. Pero bueno, el caso es que no me encontré mal del todo y
encima me encantó el recorrido, así que disfruté de ese ratillo, que no
es poco.
Llego al box y
compruebo que la rueda parece que aguanta y tras una transición más
lenta que en el Ironman (ya me puedo aplicar para los sprints) agarro la
bici con la idea de ver si podía hacer una media que
rondara los 170w. Pero me vengo arriba y creo que los primeros
kilómetros me paso de rosca, así que cuando ya dejamos el “mini-puerto”
de Rebate y encaramos hacia Torremendo, que es como el km30, ya voy
pidiendo la hora.
Desde ahí ya con un dolor de piernas
horrible y aguantando el tipo como puedo, contando además con que en
las bajadas iba más frenada que de costumbre (que no es poco) porque me
daba pánico que la rueda reventara. A pesar del poco entrenamiento que
llevo, no me estaba encontrando mal en bici,
pero bueno, tocó día de penurias.
Fotos de Salvador Robles
Llego a Orihuela viendo
160w medios en mi Powertap (165w hasta justo antes de los últimos kms de bajada al
pueblo) pero 0,84 de IF, que tampoco es tontería y es que era un
circuito duro duro, con continuo sube-baja (aún sin grandes
subidas) que te dejaba las piernas al pilpil. Eso sí, espectacular de
bonito.
Foto de Deckfilms
La T2 un desastre. No
encontraba mi bolsa y voy y salgo a correr con la camiseta de mangas por
encima, vuelvo para atrás, me la intento quitar sin bajar la cremallera
y con la visera puesta, me quedo atascada…
un show. El que me viera… buenas risas se pegaría.
Fotos del empanamiento de Sepu Veinti Nueve
Pero bueno, ya salgo a
correr y no sé en qué punto de mi vida me he convertido en una persona
que medio corre (bajo mi baremo, claro, nada que ver con las máquinas
del 113 que telita…), pero el caso es que me
encontraba bien y así fue durante toda la carrera a pie, disfrutando y
con buenas sensaciones, así que me quedo con eso y con la sensación tan
brutal de correr con la bici de primera chica abriéndome paso. Y gracias a esas buenas
sensaciones pude disfrutar del precioso palmeral
y del paseo por el casco antiguo, que me pareció chulísimo y con
muchísima animación.
Y así hasta cruzar la
meta de la primera fiesta de este año siendo consciente de que queda
mucho por currar pero que al menos voy manteniendo cierta base, que
dadas las circunstancias, no es poco, así que no
puedo más que estar contenta.
¡Podium de mayoria trimami! ;-)
En definitiva, un triatlón que mantiene el espíritu de lo que fuera el de Elche, de las cosas hechas con cariño y entusiasmo, con amor por nuestro deporte, y eso se respira en el ambiente y te hace sufrir, sí, pero con una sonrisa en la cara :-).
La siguiente en 10 días en un formato bien distinto, la Copa de la Reina y el Cpto. De España por Relevos y, una semana después, el Campeonato de España de MD en Pamplona que esa distancia ya son palabras mayores.
Os dejo un precio vídeo de ese día para que os hagáis una idea de cómo fue los que no estuvistéis (en el que chupo un poco de cámara jeje):